Abasolo, Guanajuato
Alejandro Manuel Barrera Manríquez de 14 años tiene el sueño de ver al Papa; él nació con Síndrome de Down, es originario de la comunidad de Estación Joaquín en Abasolo y entre sus risas, inocencia y desarrollo llegar ante Jorge Mario Bergoglio sería el mejor regalo de cumpleaños.
María Guadalupe Barrera Manríquez, madre de Alejandro e Iván, es madre soltera y maestra de profesión en proyecto de jubilación; es quien comenzó a escuchar y observar que su hijo Alex, Chismoso, Matías, winnie pooh u otros apodos con los que le gusta que lo llamen, se sobresaltaba cada vez que veía una imagen en la televisión o revista en la que aparecía el Papa.
La mujer dijo que contrario a lo que algunas pudieran llegar a pensar sobre un niño con Síndrome de Down, para ella ha sido una bendición y un gran reto personal en su hogar, porque fue cambiar todo a lo que estaba acostumbrada.
Alejandro amante de las tortas de chorizo, no puede hablar detalladamente, ni siquiera precisar o hilar algunas de sus ideas, sin embargo al escuchar al Papa, ir a misa y saber de él, lo ponen muy contento y sensible a todo lo que lo rodea.
El adolescente estudia en una escuela especializada y le gusta practicar zumba, aunque su desarrollo es diferente al de otros niños de su edad; en Estación Joaquín la vida es sencilla, es una comunidad situada a unos 15 kilómetros de la cabecera municipal y se divide por las vías del tren.
“El nació chupándose dos deditos, fue una sorpresa muy grande, le dije jamás te voy a dejar, porque soy madre soltera, nunca lo hemos dejado sólo; soy maestra con dos meses jubilada, pero el día que fui arreglar mis papeles y al instante él me abraza y le dije a la secretaría por él me voy a jubilar, por mi niño con la ilusión de ver al Papa y el obispo” dijo la madre de Alejandro.
El abasolense, junto a su familia, esperan ser incluidos entre los invitados que puedan estar muy de cerca del Papa en su visita a Michoacán el próximo mes de febrero, cuando realice una gira en ese Estado.