Si tuviéramos que hablar de un artista misterioso en cada una de sus obras, tendríamos que referirnos al gran maestro Leonardo da Vinci, genio florentino, quien sigue siendo una fuente inagotable de sorpresas para los historiadores y los amantes del arte, ya que es indudable de que cada una de sus pinturas guardan un gran secreto.
En esta ocasión le ha tocado el turno a su célebre “Dama del armiño”, uno de sus retratos más conocidos, con permiso de la “Monalisa”. La pintura, que se cree representa a la hermosa Cecilia Gallerani –amante de Ludovico Sforza, todopoderoso duque de Milán–, fue pintada entre los años 1488 y 1490.
Hasta ahora los especialistas creían que el lienzo había mostrado siempre a la bella joven sosteniendo en sus brazos al pequeño animal, seguramente incluido como guiño simbólico al duque, al que se conocía también como “el armiño blanco”.
Sin embargo, el reciente estudio de un científico francés, Pascal Cotte, parece haber tirado por tierra esa suposición, ofreciendo sorprendentes datos hasta ahora desconocidos acerca de una de las obras maestras de Leonardo. Durante tres años, Cotte ha tenido la oportunidad de estudiar al detalle la pintura del maestro florentino, empleando una nueva técnica denominada “método de amplificación de capas”.
Gracias a este procedimiento, mediante el cual se proyecta una serie de luces intensas sobre una obra de arte mientras una cámara analiza los reflejos resultantes, el experto galo ha conseguido reconstruir las primeras versiones que Leonardo realizó de la pintura.
En palabras del propio Cotte, la técnica permite “pelar” una obra de arte como si estuviéramos retirando las distintas capas de una cebolla, de forma que es posible averiguar cuál era el aspecto de la pintura en sus primeras fases de desarrollo.
Fue así, precisamente, como el científico francés averiguó que Leonardo había realizado hasta tres versiones distintas del hoy célebre retrato. Lo más interesante de esta circunstancia es que la primera de estas versiones incluía a la joven Cecilia, pero no al armiño, y en la segunda ya aparecía el animal, aunque con un aspecto y color muy distinto al que todos conocemos hoy.
El hallazgo ha recibido el respaldo del historiador del arte Martin Kemp, profesor emérito de la Universidad de Oxford y posiblemente el mayor experto mundial en la obra de Leonardo da Vinci. En palabras de Kemp, el descubrimiento es “emocionante”, pues ofrece una información de valor incalculable sobre la forma de trabajar y de pensar del artista del Renacimiento.
“Hasta ahora sabíamos que Leonardo cambiaba continuamente de opinión cuando comenzaba a pintar una obra, pero ahora sabemos que también lo hacía el resto del tiempo, lo que nos ayuda a entender porqué tenía tantas dificultades para acabar sus obras. Tener la oportunidad de echar un vistazo íntimo al interior de su mente es sin duda emocionante”, declaró Kemp a la prensa británica.
El revelador descubrimiento realizado en “La Dama de armiño” es a todas luces apasionante, pero quizá lo que más emocione a restauradores e historiadores del arte sea la perspectiva de utilizar la nueva técnica desarrollada por Cotte y su empresa Lumière Technology en otras muchas obras maestras de la pintura. Quién sabe que otras sorpresas nos esperan…