Un minihalconazo en Guanajuato

Víctima de una represión institucional burdamente disfrazada de “justicia popular”

Guanajuato.- No es posible simpatizar con Jorge Rodríguez Medrano en su calidad de actor político, pero tampoco se puede soslayar que lo sucedido este sábado en la capital, en hechos en los que él fue protagonista, se pueda pasar por alto: fue víctima de una represión institucional burdamente disfrazada de “justicia popular”.

Rodríguez Medrano llegó a ser un personaje de peso en el municipio. Sus canales -difundidos por cable- lo llevaron a ser un importante hombre de influencia en el municipio. Por las razones que se quieran debatir, se alió con el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) y esa decisión le costó mucho: perdió sus canales, afectó a sus negocios y se quedó con modestos espacios digitales que han vivido más de la polarización.

Sin embargo, no es fortuito que Alejandro Navarro, esposo de quien derrotara en las urnas a Rodríguez Medrano, terminara por quedarse con los espacios televisivos que eran del que despectivamente llaman “El pastelero”.

Ese espacio cooptó a los minimedios digitales que la precarización y la crisis que enfrenta la industria informativa local.

Rodríguez Medrano se convirtió en un guerrillero de la política: incendiario y agresivo. Lo periodístico pasó a un plano muy profundo. Sin embargo, está en su derecho de oponerse a un gobierno y velar por sus intereses personales mientras no viole la ley. Su ética es debate aparte.

Y si lo anterior es observable a los ojos de una visión democrática, lo es más todavía como el poder que enfrenta lo atacó:

Convocó a una marcha de protesta contra Samantha Smith, la presidenta municipal, y el que considera que es el poder tras el trono: Alejandro Navarro.

La respuesta fue contundente: una guerra mediática en medios vinculados con Navarro y los principales beneficiarios de los recursos municipales en términos de subvención.

Vehículos sin placas circularon por el municipio, tripulados por hombres con el rostro cubierto que reproducían mensaje grabados contra el que acusaban de agresor por razones de género y deudor alimentario. No hubo patrulla de policía o tránsito municipal que se percatara de la irregularidad de la falta de tablillas.

Y seguir con su estrategia, hubo una convocatoria anónima a una contramarcha, que también fue perifoneada. Una red de mensajes a los teléfonos celulares y por WhatsApp se hizo efectiva. Realizada o pagada por quién, es tema de investigación.

La marcha de Rodríguez Medrano, con algunos insultos y exabruptos, pero sin violencia física ni agresiones a terceros, llegó a presidencia municipal, no sin antes enfrentar hostigamiento de grupos que gritaban porras a Samantha Smith y Alejandro Navarro (“el pueblo”, pues). Entre esa masa “defensora de la institucionalidad” estaban comerciantes afines y beneficiados por la presidencia municipal

Se hizo una guerra de gritos, burlas e insultos hasta que llegó un grupo de encapuchados llegó al lugar y comenzó la agresión. En una nota informativa lo ético es mencionar un enfrentamiento (hubo respuesta), pero lo realmente objetivo es que fue una agresión contra ellos.

Los manifestantes se replegaron y a lo largo de su retirada siguieron siendo hostigados. La jornada terminó como empezó: con lanzamiento de objetos a la casa de Rodríguez Medrano, donde su esposa tiene su negocio de elaboración y venta de pasteles y donde él tiene sus instalaciones informativas.

La policía se mantuvo al margen. Algunos sólo observaron. No hubo resguardo ni seguridad alguna no sólo para los dos grupos antagónicos, sino para proteger a terceros que pudieran sufrir daños colaterales.

Los asesores de Samantha le escribirán su respuesta y la leerá en su celular o su tableta, pero lo sucedido este sábado tiene muchos visos de violencia institucional. Aquello fue un minihalconazo: una agresión orquestada desde el poder para representar un supuesto repudio popular a un opositor. Que no haya habido muertos es una gratificante diferencia.

A Rodríguez Medrano la situación política se le complica: hasta los que llegaron con los votos que les generó le han dado la espalda (sin falta de razones, pero también con alianza con Samantha).

Mientras Jorge Antonio Rodríguez Medrano expresaba con voz temblorosa su versión de los hechos, Samantha Smith subía fotos hincada y rezando en el templo de la Compañía.

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Periódico Notus
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