Las filas de automóviles son largas en algunas gasolineras de la Ciudad de México, como parte del estrés y el pánico de la gente por no quedarse sin el combustible, sin embargo, se trata de una situación ocasionada más por la especulación que por un tema de desabasto real en todo el país, de acuerdo con especialistas.
El pasado 5 de enero, Petróleos Mexicanos (Pemex) informó que, como parte del plan conjunto del gobierno para combatir el robo de combustibles, se privilegió el uso de medios de transporte más seguros, lo que significó cambios de logística en la entrega a las estaciones de servicio, provocando el retraso en el suministro de gasolina en Hidalgo, Estado de México, Jalisco, Michoacán, Guanajuato y Querétaro, principalmente.
Lo anterior se agravó ante una fuga en el ducto Tuxpan-Azcapotzalco, en su paso por Hidalgo, informó el presidente Andrés Manuel López Obrador en conferencia matutina. El mandatario añadió que no hay desabasto del combustible por falta de éste, sino por ajustes en la distribución ante las acciones emprendidas contra el robo de gasolina.
“La estrategia del nuevo gobierno contra el huachicoleo implicó el cierre de la distribución de gasolina por ducto, afectando de manera importante a por lo menos ocho estados desde el fin de semana pasado”, explicó la casa de bolsa Citibanamex en un documento.
El economista Carlos Alberto Jiménez, investigador de la facultad de Negocios en la Universidad La Salle, dijo que la reincorporación del abasto del combustible mediante el mercado legal llevará tiempo, sin embargo, ello no significa que el suministro no será garantizado.
“Es obvio que algunas gasolineras (al menos en la CDMX) al tener ventas atípicas lo que pasa es una caída de los inventarios, pero no se trata de un desabasto (del combustible). Es una caída de los inventarios por una venta atípica, provocada por un pánico o estrés, resultado de la especulación”, añadió.
¿Qué tendría que pasar para que la situación empeorara y cuáles serían las consecuencias?
De acuerdo con Jiménez, por el momento no tendría que existir un impacto en los precios de la gasolina o de los bienes y servicios, aunque sí se podrían dar casos de retrasos en la entrega de mercancías si dicha situación se prolonga.
“No hay una causa fundamentada para que esta situación comience a repercutir en el nivel de precios (en este momento), las autoridades deben estar alertas para evitar que algunos se aprovechen de la situación y hagan especulaciones con cualquier otra mercancía y aumenten los precios. Un impacto en los precios sería producto de la especulación y no desde una situación real en la economía”, comentó el especialista.
Jiménez añadió que para que esta situación se califique como un problema grave en la economía nacional tendrían que pasar al menos 10 semanas con desabasto del combustible, lo que provocaría un atraso en la entrega de mercancías que se consumen en el país.