Por Alice Juárez.
El comportamiento actual de nuestros hijos, parece ser el tema inagotable en las juntas escolares, además de haberse convertido en conversación cotidiana en nuestras reuniones sociales, todo mundo nos quejamos de la manera en que se comportan nuestros hijos en casa, y a veces, ya ni siquiera es necesario comentarlo con nuestras amistades y conocidos pues en la calle se comportan peor.
Nos la pasamos recordando lo que a nosotros nos enseñaron, les presumimos que en nuestros tiempos si existía el respeto y los valores, les contamos que nosotros nunca usamos ropa de marca y ni en sueños nos imaginamos que algún día existirían los celulares y menos que cada quien podría tener una computadora; en fin así nos la pasamos diciéndoles, todo lo que tuvimos y no, según nosotros para que valoren, pero creo que lo único que logramos es que se sientan mejores que nosotros, por ser merecedores de todo lo que nuestra generación no pudo tener y sin contar con que hasta nos ven obsoletos, inservibles y caducos.
Y nos seguimos quejando, pero al mismo tiempo seguimos alimentando su egoísmo y el nuestro, comprándoles el celular más caro, escudando nuestra propia presunción y dándoles a nuestros hijos “lo que nosotros no tuvimos”, hacemos esfuerzos innecesarios y aun así resulta que nunca les damos gusto y menos nos lo agradecen.
Estamos tratando desesperadamente de educarlos con palabras, cuando nuestros propios hechos refieren lo contrario a lo que les decimos, les pedimos que se esfuercen, pero les damos todo en la mano, les exigimos respeto cuando ni nosotros mismos los respetamos y nos dirigimos a ellos con maldiciones o groserías; por ende permitimos que nos hablen como si fuéramos sus “amigochos”, les damos cátedras completas sobre temple, coraje y como enfrentarse a la vida y les resolvemos todos sus problemas por insignificantes que estos sean.
Y la pregunta obligada ¿Que nos pasó?, esta situación padres y madres nos está rebasando y el hecho; no es seguirnos quejando de seguir como hasta ahora, perderemos la poca autoridad que aún nos queda y entonces sí, que Dios nos ayude.
Ya basta de culpar a los medios de comunicación, publicidad, redes sociales, maestros y malos amigos, nosotros padres de familia somos los responsables de su buena o mala formación, los valores y buenas costumbres no las van a aprender en la calle.
Este es el momento de poner en práctica los valores que se nos inculcaron, desempolvemos, el respeto y las buenas costumbres que se nos dieron y recapacitemos sobre este importante tema.
El desafío esta semana querid@ amig@ es pasar una tarde con tus hij@s, realizando alguna actividad que les guste si es posible al aire libre y escuchar sus inquietudes. ¡¡¡Puedes contarnos como te fue!!!