
Guanajuato, Gto.- En sonoro rugir de los cañoncitos que explotaron pólvora y dispararon papel se escuchó por vez primera en el Centro Histórico de la ciudad. Del teatro Juárez a la Alhóndiga de Granaditas, habitantes de Santa Rosa, ubicada sobre la carretera a Dolores Hidalgo, recrearon parcialmente la fiesta tejocotera.
Se trata de la representación del ataque de las fuerzas insurgentes comandadas por Miguel Hidalgo a la ciudad de Guanajuato el 28 de septiembre de 1810, hecho que terminó con la toma de la Alhóndiga de Granaditas y la masacre de población española ahí refugiada.
De acuerdo con la tradición, cuando en 1864 Maximiliano de Habsburgo pasó por Santa Rosa cuando de Dolores Hidalgo iba a Guanajuato, los lugareños le explicaron con una representación de teatro popular, la toma de la ciudad de Guanajuato.
Ese momento se convirtió en tradición que fue interrumpida por la Revolución Mexicana hasta que en 1934 Tomás Ulloa la retomó y la siguió. Al fallecer la continuaron sus familiares y la comunidad.
Desde el año pasado, la presidenta Municipal Samantha Smith les propuso hicieran una pequeña representación en el centro de la ciudad de Guanajuato y se cumplió la idea este domingo.
Todo comenzó al mediodía, cuando las y los participantes se reunieron frente al teatro Juárez, donde tras una breve ceremonia con mensajes de las autoridades municipales se representó la primera batalla.
Del bando insurgente es el de los indios tejocoteros, que representan a las tropas de Hidalgo. El otro bando son los soldados realistas, vestidos de zuavos, porque la tradición dice que Maximiliano hizo que su escolta tomara el papel de los soldados realistas.
Ambos bandos “combaten” con previos disparos desde pequeños cañones, a los que se les coloca pólvora y se les tapona con papel para simbolizar los ataques de artillería. Un grupo de jinetes -comandado por Carmen Aguilera, quien representa a Ignacio Allende- recorre la calle como símbolo de la carga de caballería. Luego ambos bandos se lían ”cuerpo a cuerpo”. Algunas batallas son ganadas por “insurgentes” y otras por “españoles”.
La primera batalla fue frente al Jardín de la Unión, la Segunda en las inmediaciones del mercado Hidalgo y concluyó con la simbólica toma de la Alhóndiga de Granaditas. En la explanada de ese histórico edificio se colocó un andamio que representó a la fortaleza y Xicoténcatl Ulloa, hijo de Tomas Ulloa, hizo el papel de El Pípila y cargó una loza, que lo cubrió del fuego realista. D<e esa manera pudo “quemar” la Alhóndiga y tomarla.
En cada “batalla”, un emisario de Hidalgo, representado por el destacado músico e investigador Primo Lara, leía versiones facsimilares de las cartas que Miguel envió al intendente Antonio de Riaño para que se rindiera. La respuesta fue de un sacerdote, representado por Adrián Herrera, quien rechazó la intimación. Finalmente, los insurgentes tomaron la Alhóndiga y Riaño murió en su defensa.
Lo presentado este domingo es una muestra de lo que habrá los días 11 y 12 de octubre en el poblado de Santa Rosa, ubicado en la sierra del mismo nombre. Las llamadas “guerrillas” empiezan desde las 11 de la mañana y por la tarde concluyen con la toma y quema de la Alhóndiga de Granaditas.
