Abasolo

“Orgulloso de transmitir mi conocimiento”: Emiliano, maestro por 31 años

 

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Abasolo, Guanajuato.- Por 31 años Emiliano González Rosas ofreció sus servicios como maestro y orgullosamente transmitió sus conocimientos a decenas de niños durante ese tiempo, ahora ya es jubilado.

“Me siento muy afortunado de haber tenido la oportunidad de que aun careciendo de recursos, careciendo de  caminos, careciendo de escuelas” tuvo la oportunidad de salir adelante con sus estudios y lograr ser profesor.

Emiliano González es el cuarto integrante de su familia, su papá y hermano quienes comparten el mismo nombre, Ramón y su mamá María Inés. A pesar de ser una familia sencilla, sus padres les dieron la oportunidad con mucho sacrificio de ser profesionistas.

Emiliano Recordó que el 1 de septiembre de 1982 entró a trabajar como docente a la Secretaría de Educación y se jubiló el 16 de diciembre del 2013 con una antigüedad de 31 años 2 meses.

“Quiero decirles que dentro de su servidor siento muchas satisfacciones, entre ellas hasta este momento el reconocimiento de la parte de la niñez de todo aquel esfuerzo de todo aquello que yo hice más que nada por mejorar su conocimientos, su nivel académico”, señaló.

Indicó que él siempre ha buscado el beneficio común no solo para su comunidad, sino para su municipio Abasolo y su estado Guanajuato y cuenta con un espíritu de participación debido a los sufrimientos que tuvo que pasar para lograr su sueño que era ser maestro.

“Cuando estuve en la escuela primaria tuvimos el doble turno, entrábamos a las 9 de la mañana, salíamos a las 12 del mediodía, regresábamos a las 3 de la tarde no contaba con el recursos para una torta, no contaba con  el recurso para unas galletas con salsita y vinagre que se les ponían, carecía de ello, lo que yo hago y no me da pena decirlo a las 4:30  y 5 de la tarde salíamos de regreso al turno vespertino y tu servidor hasta esas horas aun andaba sin alimento, no comía…”.

Agregó que “Lo que hacía era pegarme a la llaves que llegaba agua del Ojo de Agua a la escuela para poder satisfacer y traer mi barriga llena”.

También contó que para transportarse a la secundaria tampoco contaba con una bicicleta porque aún no había caminos era veredas por lo que su única forma de llegar era caminando. En la época de lluvias los huarachitos eran amarrados con agujetas y “se nos salían a causa de los lodazales”, platicó.

Por esas anécdotas Emiliano González tiene un espíritu de participación.

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