Salamanca, Guanajuato
El sacerdote Bernardo Guillen, ha dejado huella y con ello el llanto de algunos de los fieles católicos que lo acompañaron en su despedida del poblado de San José de Mendoza en Salamanca, donde cumplió con un periodo de servicio en la comunidad.
Una mañana de diciembre del año 2006 sonaron las campanas de la iglesia en la comunidad de San José de Mendoza perteneciente a Salamanca, tomaba lugar como párroco el padre Bernardo Guillen, un hombre joven, delgado y muy alto.
El clérigo al cumplir el pasado diciembre siete años, festejó con gusto y regocijo con todos los fieles, aunque hasta recibir la noticia de que debía cambiar de parroquia, se despidió con lágrimas, cena, y al son de los mariachis; y sin importar la lluvia los católicos de la comunidad le dieron las gracias.
El sacerdote, este miércoles será acompañado a su nueva parroquia en Huanímaro, aunque a decir de los “amigos” que logró adquirir en siete años, dijeron que lo van a extrañar.
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Soy de abasolo gto y para mi el padre es una exelente sacerdote y un gran amigo