“Experimentar la búsqueda de la verdad
visibiliza los moldes y ataduras que nos esclavizan”
Abel Pérez Rojas.
Opinión.- En efecto, nadie puede aprender por otro. El progreso o involución de las personas es un proceso individual.
El meollo del fenómeno educativo consiste en propiciar que las personas asuman de manera responsable su proceso formativo, y aspiren a desarrollar sus talentos. Es la única forma en la que otro puede incidir en el aprendizaje, sin embargo, el proceso sólo puede ser asumido por el individuo que aprende.
Con el fin de que los grupos que se encuentran detrás del poder político y económico lo sigan conservando, de manera perversa, nos han hecho creer que otros pueden pensar y elegir por nosotros.
Así, sumidos en nuestra comodidad, buscamos la felicidad sin poner en tela de juicio todo aquello que nos ata a la repetición del ciclo fatal de la esclavitud y la mediocridad, en vez de optar por la libertad.
El fondo del proceso educativo es emancipador. Por ello se oculta e invisibiliza, para que creamos que educarse radica en tener muchos conocimientos, asumir moldes calificados como “correctos”, aunque debajo de la forma nos enfermen porque atentan contra la verdad que a cada uno conviene más.
La búsqueda de la verdad es una utopía que alienta a ir en su encuentro. Encaminar nuestros pasos a aquello que satisfaga temporalmente nuestro entendimiento y nos aproxime a la conciencia, es lo que nos permite experimentar la riqueza del proceso.
Cuando ello ocurre, el proceso es lo que empieza a hacer visible los moldes y ataduras emocionales, intelectuales y espirituales.
A propósito de lo que le vengo compartiendo recientemente me topé con las siguientes líneas de Rui Manuel Grácio das Neves, (Utopía y Resistencia. Hacia una teopoética de la liberación 1994), que muy bien apoyan para ilustrar el proceso emancipador de la educación, en un paralelismo con su concepción religiosa.
Vea usted:
…’Trascender’ es sobrepasar, innovar, resistir, avanzar, descubrir caminos no hollados todavía, sorprender, extrañar, hacer reflexionar, hacer dudar de tópicos constantemente repetidos y manoseados, saber contagiar y persuadir para tomar partida en las continuas luchas por la Vida frente a la Muerte.
…entonces creer a fondo que la Vida es más fuerte que la Muerte, pese a las “evidencias” de lo contrario. Y, por lo tanto, apostar la vida por la Vida. Dicho de manera general: … es transmutar lo negativo en positivo, robar espacios a la entropía social, apostando por la organización “débil” (unidad en la pluralidad, hermandad en la alteridad) frente al fuerte (des)orden social existente.
Mensaje excelso: “transmutar lo negativo en positivo, robar espacios a la entropía social, apostando por la organización “débil” (unidad en la pluralidad, hermandad en la alteridad) frente al fuerte (des)orden social existente”.
He ahí el secreto de porqué el proceso educativo puede ser realmente liberador, en vez de convertirse en ciclo repetitivo de atavismos y esclavitud. ¿O no?