
Irapuato, Guanajuato.- Elvira Saldaña cumple 102 años de vida, no le duele nada, no tiene ninguna enfermedad y festejó su cumpleaños en una cafetería al lado de su hijo Chava, su nuera Maricarmen y familia.
“Estoy fuerte porque yo de chiquilla comí todo natural, iba a la huerta de casa y ahí había, zanahorias, rábanos, lechugas, calabazas, nada tenía conservadores como hoy”, además reflexionó sobre la diferencia de los tiempos, pues ahora, ya todo tienen conservadores que hacen daño a la salud.
Elvira solo cursó hasta el tercer año de primaria, en un colegio que de llamada “Las Animas” que se encontraba en el centro de la ciudad de Irapuato, muy cerca de su casa, inclusive recordó con claridad como su madre solo la acompañaba a cruzar la calle y ella solita caminaba hasta el colegio, “una vez que me cruzaba la calle caminaba por la banqueta, y al llegar a la esquina de la Botica de la Cruz doblaba y adelantito estaba la escuela”.
A la salida de la escuela, su hermano Claudio iba a recogerla, la directora de nombre Petra Almaraz de manera habitual estaba en la puerta entregando los niños a sus familiares, un día la directora de manera inusual se dirigió a la pequeña Elvira y le dijo que le enviaba saludos a su hermano Claudio, ella de manera inocente dio el recado, a partir de entonces Claudio invitó por una nieve a la directora y terminando siendo novios, lo que le valió a Elvira ser una niña muy apreciada por la maestra.
Ya más adelante al cumplir 14 años conoció a Jesús Ortiz en un baile, un joven que se animó a sacarla a bailar, pero antes tuvo que pedir permiso a la madrina que acompañaba a Elvira, dado que en esos tiempos no podían bailar sin el permiso de quien las acompañaba, la madrina le contestó al joven que si Elvira quería podía él bailar con ella, y así fue como inicio un amor que duró 12 hijos, infinidad de nietos, bisnietos y tataranietos.
Aunque Jesús ya no se encuentra en este plano, Elvira lo recuerda con cariño y amor, siempre tocando su guitarra y ella cantando las más hermosa melodías y boleros.
Dentro de los recuerdos que contó la festejada, recordó a “la Bronca” una vaca que duró muchos años en el corral de la famosa casa llamada “El Tiboli” o también conocida como el castillo que se encuentra al lado de la iglesia del Puente de Guadalupe. Esa vaca fue especial dado que sus doce hijos fueron alimentados con la leche que generosamente la vaca proporcionaba a la familia, Además, comentó que en ese lugar tenía gallinas, así que pollo y huevos no faltaban en su dieta.
Así Elvira, en la cafetería donde fue celebrada, desayunaba unos huevos a la mexicana, y entre platicas y recuerdos, cuando comenzaron a sonar las tradicionales mañanitas, aparecieron los meseros, cocineros con una concha con nata en vez de pastel adornadas con dos velitas y todo el restaurante comenzó a entonar las estrofas de la canción para mostrar su admiración por la vida, salud, ánimo y cariño que Elvira ha esparcido a todos los que la conocen a lo largo de sus 102 años de existencia.
