Abasolo, Guanajuato.- Con una sonrisa franca y la energía de quien ha encontrado su lugar en el mundo, “Don Gigio” habla de bicicletas como si hablara de libertad. “¡Me siento el más libre de todo el universo!”, dice, recordando que, desde niño, con su modesta rodada 20, el ciclismo ha sido parte inseparable de su vida.
Hace más de diez años, junto a un pequeño grupo de amigos, fundó lo que hoy es Bike and Roll Libres y Locos de Abasolo. Lo que comenzó como un pasatiempo de cinco personas pronto se convirtió en un movimiento que atrajo a ciclistas de Guadalajara, León, Tepatitlán, Querétaro y municipios vecinos. El grupo, que alguna vez se llamó “Yuyos Team”, hoy es reconocido en la región por su entusiasmo y camaradería.

“Al principio no tenía bicicleta, me prestaban una. Le seguí el juego a los muchachos y de ahí nació todo. Después hicimos nuestro primer jersey, y todos quisieron ponerle mi sobrenombre: Don Gigio. Así surgió el estilo Gigio, así nacimos los Gigios”, recuerda con orgullo.
Para él, el cerro es su escenario favorito. “El cerro para mí es lo máximo”, confiesa. Participa junto a su familia —su hijo y dos hijas— en competencias y rutas de montaña. “Somos bicicleteros, ciclistas de montaña. Donde quiera que hay chance, allá vamos”.
El calendario de eventos los mantiene en movimiento: desde el reto en Manuel Doblado hasta la Ruta de Cuerámaro, pasando por múltiples competencias en la región. “Ya estamos inscritos, siempre listos para rodar”, asegura.

Aunque reconoce que las caídas son parte del deporte, nunca se ha enfrentado a lesiones graves. “Una vez me caí en un cerco de lodo, y claro que uno se da maromas, pero nada grave. Lo importante es subirse otra vez a la bici y seguir adelante”, dice con serenidad.
Con más de una década de rodadas y miles de kilómetros en las piernas, Don Gigio se ha ganado el respeto y cariño de la comunidad ciclista. Para muchos, no es solo un deportista, sino un referente de constancia, alegría y espíritu de aventura.
“En la bicicleta me siento vivo, me siento libre. Y mientras pueda, voy a seguir pedaleando”, concluye, con esa chispa que hace de cada pedalazo una celebración.