Con la escoba en mano, José Carlos barre calles para sobrevivir

Tras un accidente en su trabajo y su despido, este hombre de La Lobera sobrevive por su cuenta, con su escoba en mano, como miles de guanajuatenses que trabajan sin prestaciones ni seguridad social

Huanímaro, Guanajuato.- Todos los días, José Carlos Escobar, de 53 años, inicia la mañana con un café y una pieza de pan. Después, toma su escoba y se dispone a buscar unas monedas que le permitan sobrevivir.

“Me dedico a lo que haiga viejo, a la luchita, al campo, a la calle”, comenta el huanimarense originario de la comunidad de La Lobera, donde nació y ha vivido toda su vida, al igual que sus padres y abuelos desde principios del siglo pasado.

Con su escoba al hombro, José Carlos recorre las calles de la comunidad barriendo, con la esperanza de que algún vecino le regale una moneda para surtir la despensa que necesita día con día.

Esta actividad comenzó cuando dejó de trabajar en una forrajera, donde laboró durante más de 23 años. Ahí su principal tarea era cargar costales de fertilizantes y maíz para los clientes.

“Todos los costales los cargaba en la cabeza, y los echaba a los camiones o los descargaba y los dejaba en la bodega”, recuerda.

Un accidente dentro de la forrajera cambió su vida. Una mala pisada mientras cargaba un costal de 50 kilos provocó que se fracturara la pierna.

“Una mala pisada fue la causa del accidente, yo venía cargando un costal de 50 kilos en la cabeza, me caí y se me tronó la pierna. Duré como unos dos meses tirado”, relata José Carlos.

La lesión dejó secuelas permanentes en su movilidad, lo que le impidió volver a cargar los sacos y derivó en su despido. Tiempo después, cuando su hermana enfermó gravemente, buscó ayuda económica en la misma forrajera para atenderla. Solicitó un préstamo de dos mil pesos, pero le fue negado.

Ante la necesidad, decidió demandar a la empresa. Aunque ganó el juicio, tuvo que entregar una parte importante a su abogado como pago por la representación legal.

La historia de José Carlos refleja una realidad que comparten miles de guanajuatenses. De acuerdo con el INEGI, en el primer trimestre de 2025, el 54.7 % de la población ocupada en Guanajuato trabaja en la informalidad, lo que equivale a más de 1 millón 525 mil personas sin prestaciones ni seguridad social.

Además, el 59 % de las unidades económicas en el estado operan en la informalidad, lo que muestra que esta condición afecta a más de la mitad de los trabajadores.

El caso de José Carlos pone rostro a esas estadísticas: hombres y mujeres que, tras un accidente laboral, la falta de apoyos o la edad, quedan fuera del empleo formal y sobreviven con trabajos precarios, sin acceso a la salud ni a un ingreso seguro.

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Periódico Notus
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