En el pasaje principal, por así decirlo, del Discurso del método (…) Descartes ya hablaba, como por casualidad, de una máquina que simula tan bien al ser vivo animal que <<ésta grita cuando le hacen daño>>. Esto no significa que René Descartes sea insensible al sufrimiento animal. Pero, aquí, seguramente quiere mostrarse indiferente a la pertinencia filosófica o ética de la pregunta de Bentham (can they suffer?). ¿Pueden sufrir? Quizás, parece decir Descartes, pero –añadirá- ésta no es la cuestión ni el interés de esta hipótesis. 1
“¿Podrías apagar mis sensores del dolor?” Menciona un robot viejo antes de pasar a ser aniquilado en una feria de destrucción en la película de 2001 Inteligencia Artificial de Steven Spielberg. La película es sensible a una temática derridiana por excelencia: el sufrimiento del otro. Pero ¿Qué es el sufrimiento? Tal vez el dolor llevado al grado cero.
En el filme, los robots meca fueron diseñados con circuitos detectores del dolor para evitar estropearse y ser autónomos. No obstante, los robots son destruibles en algún momento por haber sido creados en serie pero también por temor a que sean los únicos supervivientes en el mundo. Si bien es cierto que la angustia puede hacer presencia en el hombre cuando “desaparezcan todas sus huellas” después de su muerte (catastrófica o la llamada natural) cabe preguntar si es legítima la destrucción, mutilación, destitución o masacre del radicalmente otro por este “hecho”.
El cuerpo padece el sufrimiento. La película da cuenta que no es exclusivo del hombre; pero también la tauromaquia; pero también nuestras mascotas; pero también…
Cuando Derrida pone como centro la pregunta “Can they suffer? (¿pueden sufrir?)” se intenta plantear al radicalmente otro desde otro lugar que no sea en la frontera de lo propio e impropio: pensemos al animal por antonomasia. Si el meca, el animal o el animal-máquina (Descartes) tienen o no rostro, poseen lenguaje (¿quién en realidad posee el orden simbólico?) o si pueden responder son cuestiones que pasan a segundo término cuando la pregunta “Can they suffer?” se nos presenta. Esa cuestión incómoda deconstruye el primado del hombre que Derrida llama falogocentrismo. El radicalmente otro también puede sufrir. De ser constatativo este enunciado ¿Cuáles son las categorías ontológicas, existenciales o biopolíticas para infringir sufrimiento?
Si, en palabras del filósofo argelino, el animal nos precede, el androide (con o sin autorización) nos sobrevive ¿Acaso David2 no es el depositario de las huellas de lo humano? ¿Acaso lo humano no sobrevive en los rasgos del otro? ¿Cómo pensar al otro después de Derrida?