Abasolo, Guanajuato.- Suenan y suenan, por la mañana y por la tarde, así es como se escuchan las campanas del templo de Nuestra Señora de la Luz en Abasolo que tiene poco más de 300 años desde que llegaron al municipio.
En la parte alta del templo también se encuentra un reloj que fue fabricado en Inglaterra por la placa que tiene en su maquinaria y que a la fecha sigue dando la hora de manera precisa, pero que tiene estar siendo “rebobinado” para que siga funcionando.
Aunque no se tienen datos precisos, al menos se pudiera considerar que el reloj llego a México en el año 1756 que es la fecha en la que fue bautizado, el padre de la patria, Miguel Hidalgo y Costilla, aunque sólo esta es una suposición porque podría al menos tener otros 150 años más.
Pero especialmente las campanas también forman parte de este espacio que el tiempo ha mantenido y que para los abasolenses han servido para los llamados a misa, la hora o momentos tantos trágicos como felices y de acuerdo a los datos del municipio al menos tendrían unos 300 años desde que llegaron a la localidad, sin saber si fueron fundidas en Abasolo o venían de otro lugar.
El campanero ejecutaba todo tipo de “toques” y cada uno de los mensajes los realizaba de forma diferente. Intervenía una campana o las dos, bien con sonidos alternativos o a la vez, con una composición sonora distinta, bien por la velocidad y frecuencia de las campanadas o por la longitud del toque, golpeando la copa de la campana con el badajo.
Tipo de mensajes a través de campanadas
Viático
Es un Sacramento de la Eucaristía que se administraba a los enfermos “desahuciados por los médicos”. La familia decidía entonces preparar espiritualmente al moribundo para recibir los Santos Óleos. Se anunciaba unos minutos antes de la salida del Sacerdote de la parroquia portando la Hostia Consagrada, que iba precedido de un Monaguillo sonando la campanilla, y a su paso por la calle los transeúntes adoptaban la posición de rodilla en tierra descubriéndose los hombres. Se anunciaba con un toque de dos campanadas graves, una pausa, una grave y una pausa, y así repitiendo el ciclo unos minutos.
Tránsitos
Los tránsitos podían ser más o menos largos y el mensaje se repetía con más o menos frecuencia durante todo el día o hasta que tenía lugar la señal de entierro; todo ello, según pagaran al campanero los familiares del finado: La primera vez que sonaban los tránsitos, normalmente, era por la mañana, después de sonar el Ángelus de la Aurora, y si el óbito acaecía durante el día, antes del Ángelus de la tarde, sonaban en el momento de notificarlo al campanero, el cual, se encargaba también de suministrar información verbal a los que la pedían, tal como la identidad del difunto, lugar o causa del fallecimiento, etc. Es un anuncio con una sola campana (María Asunción), empezando con cinco golpes agudos al inicio de la señal (si no había recibido los Santos Óleos antes de fallecer no se daban estas cinco campanadas iniciales), seguidos de una pausa y dos campanadas con intervalos de pausa y dos campanadas durante unos minutos. Ahora sólo se tocan tránsitos cuando se anuncia el óbito, y para todos igual, es decir, sin distinción de si ha recibido o no el Viático o Extremaunción antes de morir, y si se le paga o no al campanero. Al finalizar el mensaje, si es varón, se dan tres clamores (las dos campanas a la vez) y si es hembra se dan dos clamores.
Tránsitos (de Gloria)
El toque de “Gloria” tenía lugar cuando fallecía una persona no adulta (menor de siete años). El tin tan clásico, salvo que iba más lento y duraba más si el niño fallecido era hijo de familia pudiente, y más rápido y corto que era familia menos acomodada (iba en función del pago al campanero). Es un mensaje en el que se alternaban las dos campanas en tañidos seguidos sin pausa. Al finalizar sonaban los clamores, tres si era varón y dos si era hembra.
Señal de entierro
El aviso de ahora es distinto al conocido de otro tiempo. Esta señal, se hacía percatando alternadamente las dos campanas, con una pausa entre golpe y golpe. Se iniciaba aproximadamente media hora antes del sepelio, y se interpretaba que se habían puesto en camino, hacia la casa mortuoria, la comitiva religiosa compuesta, normalmente, por un Sacerdote, el Sacristán y un Monaguillo para desde allí, acompañar al féretro en el cortejo fúnebre hasta la Iglesia. Una vez el féretro en la Iglesia, finalizaba la señal con los susodichos clamores, tres para varones y dos para hembras.
Dobles (funerales)
Como el mismo nombre indica, este toque se hace alternando las dos campanas, y comienza percatando el badajo tres veces en sonido grave seguido de un agudo y un grave con una pausa; siguen tres golpes graves, uno agudo, un grave, otro agudo y otro grave seguido de pausa; cerrándose el ciclo con tres sonidos graves y dos clamores, continuando de nuevo el ciclo descrito, y así durante unos minutos (la longitud del toque era según le pagaran al campanero) hasta finalizar con tres clamores si el difunto es varón y dos si era hembra.
Toque de Ánimas
Se hacía a las nueve de la noche en invierno y una hora después en verano. Era un toque que invitaba a rezar por las ánimas del Purgatorio, y consistía en cinco campanadas graves, una pausa y tres clamores; y así se repetía el ciclo durante unos minutos. Si al día siguiente había previsto un funeral, para anunciarlo, después se tocaba un doble.
Maitines
Era un llamamiento a la oración de Maitines, el primer toque del día antes del Ángelus del alba, del cual no hemos podido recopilar datos.
Ángelus
El Ángelus o Ave María, recuerda la oración a la Virgen María, con tres mensajes diarios. El primero se hacía a la aurora, el segundo al mediodía y el tercero al anochecido. Era un toque en el que percutía el badajo tres veces en la campana más pequeña (María Sierra) de sonido más suave, seguidos de una pausa, en una seria de tres bloques, finalizando con varias campanadas seguidas durante unos minutos con la misma campana.
Misas (Culto)
Además de la misa diaria, este llamamiento al culto de las misas ordinarias en días festivos y dominicales, se hacía, y se hace, media hora antes de la misa programada, con la campana de sonido grave o suave (María Sierra en campanadas seguidas, con una frecuencia aproximada de un segundo cada tañido durante unos minutos.
Tentenublao
Era una forma de avisar a la población que venía una tormenta (de vos popular, tenía esta letrilla: “Detentenublao que vienes cargao, de rayos y truenos,…”). En un toque rítmico acompasado muy rápido que se inicia con tres golpes en campana de sonido grave y un golpe en la se sonido agudo, con apenas pausa, seguido de cuatro golpes graves y uno agudo, ligera pausa, y cinco graves y uno agudo. Iniciándose de nuevo el ciclo de tres y uno, cuatro y uno, cinco y uno, durante unos minutos.
Toque a rebato
Se daba la señal de alarma cuando se producía un peligro, generalmente incendio, participando solidariamente en las tareas de extinción y socorro todos los hombres disponibles del pueblo, donde acudían portando cubos y las herramientas necesarias. Este llamamiento consistía en tocar cinco campanadas seguidas con las dos campanas casi simultáneas (rozando los clamores), repitiéndose en intervalos cortos según el fuego se avivaba o se extinguía. Normalmente el campanero subía al campanario para, desde allí, divisar el lugar del siniestro, y a medida o conforme iba la marcha del fuego así tocaba las campanas, hasta que quedaba extinguido.
Repique de campanas
Las grandes fiestas en torno a nuestra Excelsa Patrona Virgen de la Sierra eran, y son, anunciadas en la víspera con repiques de campanas el día anterior de su bajada y subida al Santuario y, cómo no, en la víspera de la Fiesta Patronal; con un repique al mediodía y por la noche después del toque de ánimas, y durante las procesiones de nuestra Divida Patrona por las calles. También había repique de campanas los Domingos en las misas parroquiales, a las 9 de la mañana, y cuando había misa mayor los días festivos. En general, repicaban las campanas anunciando bautizos y bodas, y cuando había algún motivo de regocijo para el pueblo. El grado de las fiestas estaba señalado en la forma especial de repicar las campanas. Los toques magistrales de “El Niño”, al clamar con entusiasmo el repicar artístico, en combinación casi musical, las campanas encontraban en él un medio muy apropiado de alabanza a Dios. Con este arte de repicar, El Niño, ganó un concurso de campaneros en Toledo, lo que le valió la invitación a quedarse como campanero de la Catedral. Esta forma de tañer repetidamente las campanas, con cierto compás, en señal de fiesta o regocijo, comienza con un tañido de campana grave seguido de una ligera pausa, alternando seguidamente cinco golpes rápidos con otros cinco más lentos de la misma campana, después de un ligera pausa se inicia otra serie de percusiones cambiando de campana (sonido agudo) con la misma frecuencia de repiques rápidos y pausas, alternándose las dos campanas hasta llegar algunas veces el repique a tan poca intensidad que se perdía el sonido en la lejanía (repiques perdidos), volviendo progresivamente el sonido de las campanas alternos recuperando su total sonoridad, y así hasta que el repique más o menos largo finalizaba, con tres campanadas de sonido agudo.
Sabías que… En la religión, el uso primero y principal de las campanas ha sido, y es, convocar a los fieles a los actos del culto. En lo social anunciaba una situación de peligro como inundación, tormenta, y diferentes señales horarias en relación con ciertos trabajos, tales como agrícolas, de albañilería.