CHICAGO.- En el nuevo manual psiquiátrico de trastornos mentales, la pena tras la muerte de un ser querido puede ser considerada como depresión mayor. Los berrinches extremos de los niños reciben un extravagante nombre. Y algunos “olvidos seniles” se llaman “trastorno neurocognitivo leve.”
Estos cambios son sólo algunas de las razones por las que destacados críticos dicen que la Asociación Estadounidense de Psiquiatría está fuera de control; convertir los problemas humanos comunes en enfermedades mentales es una tendencia que, dicen, empeorará la cultura de consumir pastillas.
Un ex dirigente del grupo dijo: “La normalidad necesita ser salvada de las fuerzas poderosas que tratan de convencernos de que todos estamos enfermos”.
El tema de debate es la quinta edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales, conocido como DSM-5. Desde hace tiempo El DSM es considerado la fuente autorizada para diagnosticar problemas mentales.
La asociación psiquiátrica presenta oficialmente la versión revisada de casi 1.000 páginas este fin de semana en San Francisco. Se trata de la primera actualización importante del manual en casi 20 años, y en las últimas semanas ha enfrentado duras críticas:
– Dos nuevos libros escritos por expertos en salud mental, “Saving Normal” y “The Book of Woe”, dicen que la guía psiquiátrica más utilizada del mundo ha perdido credibilidad.
– Un grupo de psicólogos británicos criticó el DSM-5 y pidió un “cambio de paradigma” para dejar de considerar a los trastornos mentales como una enfermedad. Una organización de terapeutas alemanes también atacó la nueva guía.
– Incluso el director del Instituto Nacional de Salud Mental de Estados Unidos se quejó de que el libro carece de validez científica.
Esta semana, el director del Instituto, Thomas Insel, trató de suavizar las cosas cuando él y el grupo de psiquiatras emitieron una declaración conjunta diciendo que tienen objetivos similares de mejorar el diagnóstico y tratamiento de las enfermedades mentales.
El manual fue presentado en un momento en que el control de los costos de la atención médica están recibiendo mayor atención y que la preocupación por la influencia de las compañías farmacéuticas sobre los médicos va en aumento. Los críticos apuntan a un panorama en el que los anuncios de televisión describen los síntomas de los trastornos mentales y promueven ciertos medicamentos para tratarlos.
Los cambios más polémicos incluyen:
- Diagnosticar como depresión mayor la pérdida de peso, fatiga y dificultad para dormir que algunas personas experimentan después de la muerte de un ser querido. La depresión mayor suele tratarse con antidepresivos.
- Llamar a los berrinches extremos y frecuentes un “trastorno desregulador perturbador del estado de ánimo”. La asociación psiquiátrica dice que el propósito de esta “etiqueta” es aplicarla a los jóvenes que en el pasado podrían haber sido diagnosticados erróneamente con trastorno bipolar. Los críticos dicen que este cambio convierte a las rabietas normales en un trastorno mental.
- Diagnostica el deterioro mental que va un poco más allá del envejecimiento normal como “trastorno neurocognitivo leve”. Las personas afectadas podrían tener que hacer un mayor esfuerzo para pagar sus cuentas o administrar sus medicamentos. Los críticos dicen que el término estigmatizará los olvidos comunes en ancianos por lo demás sanos.
- Llama a los pensamientos excesivos o sentimientos sobre dolor u otra molestia “trastorno de síntoma somático”, algo que podría afectar tanto a las personas sanas como a los pacientes con cáncer. Los críticos dicen que el término convierte las reacciones normales en un trastorno mental.