Pénjamo, Guanajuato.- “Una de las comidas especiales que me hacía mi abuelita, eran unos fríjoles chinos y una gordita de trigo”, así fue como comenzó a relatar parte de su historia de vida, José “Pepe” Martínez Felipe. Hoy actualmente es el tesorero de Pénjamo y se ha convertido en un hombre exitoso, pero en su vida, pasó desde andar trabajando en el campo, hasta poder llegar a ser sacerdote.
“Pepe” Martínez, originario de Pénjamo es contador público de profesión por la Universidad de Guanajuato, esposo y padre de una joven, pero más allá de su rol en el hogar, contó que, en su vida, la infancia que tuvo fue de mucho trabajo.
José o “Pepe” como lo conocen sus amigos, dijo que de niño le encantaba jugar a las canicas y con los trompos, aunado a que dijo que era muy apegado a sus abuelos tanto del lado paterno como materno, situación que lo llevo a que cuando dejaron de existir, fueron parte de los momentos de mayor tragedia por los que pudo haber pasado.
José Martínez, comentó que cuando terminó la secundaria, uno de sus objetivos era irse a estudiar en la preparatoria oficial de Guanajuato, porque iba a ser más sencillo entrar a la universidad, sin embargo fue enviado a Morelia a la casa de un sacerdote, porque su familia pretendía que estudiará para sacerdote.
“Me fui a la casa de un padre en Morelia, pero no era lo mío, yo quería irme a Guanajuato y había pasado el examen, en el último día mi mamá de apoyó para irme y de ahí le eché muchas ganas, porque aparte era un gran esfuerzo, sólo llevaba el dinero para ir y regresar y la comida de la semana, eran tiempos difíciles”, dijo Martínez Felipe.