Irapuato, Guanajuato.- Durante 473 años, la historia de la ciudad se ha forjado en base al trabajo de su gente. Uno de los sitios más emblemáticos es el Museo de la Ciudad, también conocido como la Casa de la Inquisición.
El Museo de la ciudad, resguarda vestigios históricos y muestras de arte, es uno de los edificios más enigmáticos de la ciudad que, desde su construcción guarda cientos de historias y leyendas.
Fue construido en el siglo XVIII, previo a convertirse en museo. Estuvo ocupado por familias de la ciudad y comisionados de la Santa Inquisición, de ahí tomo relevancia, aunque nunca fueron practicados ritos y fue utilizado como bodega de semillas.
La casona tiene marcos, columnas y ventanas de cantera, de estilo barroco; el terreno fue adquirido por Ramón Barreto de Tábora, quien fungía como Comisionado de la inquisición, conocido también, como uno de los principales benefactores de la ciudad. La obra estuvo a cargo de Antonio de Ocio, comisario interino de la Inquisición.
Dulce Vázquez Mendiola, directora del Archivo Histórico Municipal recordó que, desde esta sede se tramitaban asuntos de habitantes para su resolución, que eran asuntos de esta institución y que permanece en el Archivo General de la Nación.
“Hemos encontrado documentos, de aquí de Irapuato, se ven algunos asuntos que relatan, lo cito, que estaban haciendo reuniones nocturnas, tenían a aun habitante de la sociedad de Irapuato y le estaban haciendo una limpia con estafiate”, comentó.
En 1988, Silvia Origel de Camarena propietaria de la vivienda, vendió la propiedad al Ayuntamiento de Irapuato para su restauración; el 16 de diciembre de ese mismo año, fue inaugurado como Museo de la Ciudad.
Hoy, este recinto resguarda exposiciones temporales y permanentes, de arqueología, fotografía, monedas históricas, más de 200 armas, entre otras.