Algunos fabricantes de automóviles como Mazda y ciertos países, en especial México, deberían ‘abrocharse el cinturón’: sus negocios automotrices podrían tener por delante un camino lleno de baches gracias al presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
Trump pidió al secretario de Comercio, Wilbur Ross, que considerase llevar a cabo una investigación sobre si las importaciones de automóviles están debilitando la economía estadounidense y si podrían afectar la seguridad nacional.
El Departamento de Comercio estadounidense dijo poco después de la declaración de la Casa Blanca, emitida el miércoles por la noche, que iba a iniciar la investigación que, de acuerdo con una fuente de Wall Street Journal, consideraría imponer tarifas de 25 por ciento a estas importaciones.
México, con diferencia la mayor fuente de importaciones de automóviles de Estados Unidos, sería el país más afectado si la administración de Trump introdujera medidas proteccionistas, las cuales podrían incluir aranceles que el presidente ha estado mencionando durante meses. Canadá, Japón, Alemania y Corea del Sur serían los siguientes países más afectados.
Entre los fabricantes de automóviles mundiales, Mazda, Jaguar Land Rover, de Tata, y Mitsubishi serían los más impactados. Estas compañías importan todos los vehículos que venden en Estados Unidos.
Unas mayores tarifas en el país podrían afectar ventas por cerca de 22 mil millones de euros (25 mil 800 millones de dólares, aproximadamente), según estimaciones del analista de Bloomberg Intelligence Michael Dean.
Volkswagen está más expuesta debido a sus localizaciones de producción en México y a las importaciones de vehículos Porsche y Audi de Europa.
Volkswagen y BMW envían desde el extranjero la mayor parte de automóviles y camiones que entregan a los consumidores estadounidenses. Por su parte, Ford, Honda y General Motors producen una gran parte de los vehículos que venden en Estados Unidos en fábricas del país.
Tesla no se vería afectada, ya que el productor de automóviles eléctricos fabrica todos sus modelos en California.
México se ha convertido en una importante base de fabricación para la mayoría de las automotrices mundiales, incluidas las estadounidenses, ya que los trabajadores de líneas de ensamblaje ganan alrededor de una décima del sueldo de los empleados de EU.
Trump mantiene que la fuga de empleos de manufactura en Estados Unidos hacia el sur de la frontera se debe a la producción mexicana de bajo coste.
La solicitud de investigación de Trump fue recibida con críticas inmediatas por parte de grupos de la industria que representan tanto a fabricantes como a concesionarios de automóviles, los cuales dijeron que las medidas proteccionistas dañarían a los consumidores al limitar la oferta de automóviles y encarecerlos.
“Hasta donde sabemos, nadie está pidiendo esta protección”, dijo John Bozzella, presidente del grupo comercial Global Automakers, cuyos miembros incluyen Honda, Nissan y Hyundai.
“Este camino conduce inevitablemente a un menor número de opciones y precios más altos para automóviles y camiones en Estados Unidos”.