
Salamanca, Guanajuato.- Guadalupe Guerra Hernández ha sido docente a nivel preparatoria desde 2023. Dos años impartiendo materias de español y literatura le han mostrado un trayecto de altibajos en su experiencia. La falta de interés de sus alumnos o la buena recepción de lecturas literarias son polos opuestos a los que se enfrenta todos los días, sin embargó expresó: “Me fascina leer con mis alumnos cuentos”.
Guadalupe tiene 29 años y actualmente da clases de Taller de Lectura y Redacción en el bachillerato tecnológico El Bachiller, desarrolló un curso propio que se anexó como materia de la institución en el ciclo Agosto-Diciembre 2023. En el CECyTE de Villagrán imparte la asignatura de Español del Curso Propedéutico. Ella es una profesora autopercibida como “rígida y observadora”, mencionó que anteriormente era más flexible, pero al estar trabajando con jóvenes de último año de preparatoria, el nivel de exigencia aumenta.
La docente compartió que, a diferencia del sistema de educación básica, en el ámbito de preparatoria hay mayor flexibilidad en cuanto a la metodología de enseñanza y el programa académico. La institución le permite modificar los temas y cambiar o anexar lecturas que llamen la atención de sus alumnos.
El desafío principal en su enseñanza es que a sus alumnos no les gusta leer, y siendo una materia dedicada completamente a ello, comentó que ha sido una labor compleja. “Lamentablemente, los chicos del último semestre están plagados de un desinterés por las lecturas o la escritura. Un desinterés de seguir en la escuela específicamente, y creo que me han contagiado el desánimo”.
Entre las lecturas que elige para las clases, Guadalupe incluye casi siempre escritoras hispanoamericanas contemporáneas. Adela Fernández y Celerina Sánchez son ejemplos de autoras que ha implementado en su curso, aunque también coloca autores de cajón como Gabriel García Márquez y Edgar Allan Poe. Incluso los escritores poco conocidos como Francisco Tario ocupan lugar en el aula. “Algunas lecturas que no han sido de su agrado, por lo general, son algunos cuentos de El llano en llamas o Lovecraft, pero eso no me molesta, cada lector es libre”.
La dinámica de sus clases consiste en una plenaria grupal donde se cuentan los cuentos y poemas y un cuestionario para asegurarse de que se hayan leído los textos. Guadalupe mencionó que lo más relevante para sus alumnos son los cuentos de horror y misterio. Asimismo, trata de que sus lecturas sean cuentos en vez de textos más largos como las novelas:
“Me fascina leer con mis alumnos cuentos, siento que este formato permite una renovación constante a diferencia de las novelas. Los cuentos permiten dialogar más y siempre logramos encontrar metáforas, símbolos o imágenes escondidas en este subgénero.”
Ella agregó que con todo y obstáculos, “cada uno es un universo completamente diferente, con sus propias habilidades y expresiones”, por lo que rescata los avances significativos de los preparatorianos. Al final, la docencia le ha brindado el placer de ver a los jóvenes disfrutar de la lectura: “Sé que me enfrento con generaciones que han decidido que no les gusta leer, pero cuando escucho decir ‘esta lectura me agradó mucho’ yo siento que he ganado”.