Huanímaro, Guanajuato.- Liberia García Chávez, de la comunidad de la Lobera se levantó temprano arregló, desayunó, arreglo su casa, dio de comer a los animales, alistó todo lo necesario para ir a visitar y adornar la tumba de sus padres quienes yacen en el panteón viejo de Huanímaro; escoba, cubeta, trapos y las flores coloridas de plástico, para que dure el sepulcro matizado todo el año.
1915 y 1939 son las fechas inscritas en lápida, que refiere el nacimiento de Prisciliano y Enedina, respectivamente, quienes en vida se dedicaron al campo y al hogar, ellos engendraron a 7 hijos, de ellos 4 mujeres y tres hombres.
Al llegar a la tumba de sus padres vio que el tiempo también hace estragos en los monumentos, así que, se dirigió al tanque de agua y llenó una pequeña cubeta, sumergió un trapo y procedió a limpiar cada palmo de la tumba de sus progenitores.
A cada trapazo que daba por la tumba, una lágrima rodaba por las mejillas de Liberia, lágrimas que representaban cada uno de los momentos y recuerdos que llegaban a su mente.
El recuerdo de Don Prisciliano estaba teñido de ser siempre un hombre responsable, que se preocupaba por el bienestar de todos sus hijos, quien dejó este mismo legado y enseñanzas a todos sus descendientes, pero en especial a Liberia.
Recordar a Doña Enedina, es recordar que fue una mujer que se caracterizó por haber sido muy dedicada a su hogar y ser muy atenta con sus hijos y con todo aquel que la hubiera conocido, además de recordar los aromas que despedía la cocina todos los días, pero en especial en los tiempos de cuaresma en donde, Enedina deleitaba a su familia preparándoles una capirotada que para Liberia era la mejor del Huanímaro.
Tras limpiarse las lágrimas y al terminar la faena del aseo y adorno de la tumba de Prisciliano y Enedina, la hija se preguntó que, ¿Cuando ella muera qué movimientos harían en la tumba los sepultureros del cementerio para que ella quedara con sus padres?
Los sepultureros explicaron que como se trata de una tumba de dos lugares y ambos tienen mas de 6 años de difuntos conviene mejor sacar a ambos, poner los restos en el ataud de ella, ponerla hasta abajo y dejar el hueco de arriba libre por si algún otro familiar ocupara el espacio en otro momento.
Liberia con esta información pensó que, “si ella es la próxima en morir de la familia, quedaría con sus padres para toda la eternidad”.
