En días anteriores, en algunos de los diarios de circulación nacional y en medios masivos de comunicación, corría la versión de que la prueba Enlace se podía conseguir por Internet a un precio “razonable”, versión que fue desmentida por autoridades educativas e inclusive le dio tema de conversación al director general de Mexicanos Primero David Calderón y, a nosotros los maestros que esperábamos su aplicación, nos generó desconfianza e incertidumbre respecto a la confiabilidad de los resultados.
Independientemente de los rumores, en educación básica es secreto a voces las consistentes irregularidades que rodean a la aplicación de la prueba Enlace, que aún y cuando por parte de las autoridades educativas se cuiden los procesos y los procedimientos, que resguarden el material, que busquen los mecanismos que garanticen la no difusión o lucro de los cuadernillos, es cuando llegan los aplicadores a los centros de trabajo que la historia pinta diferente.
Sin el ánimo de generalizar o dar por sentado que sea una regla, diremos que, la mayoría de los aplicadores son estudiantes cuya capacitación deja mucho que desear, que debido a su edad e inexperiencia en el campo educativo, muchas situaciones se les van de las manos, situaciones como las que sean los mismos docentes de grupo quienes apliquen la prueba a sus alumnos, que existan centros donde la consiga es ayudar al grupo del compañero, que mientras el aplicador lucha con cumplir horarios, llenar documentación y cuestionarios de contexto fluyan las respuestas correctas de niño en niño, entre otras tantas.
Lo que si nos atrevemos a afirmar es que, cuando los resultados en el ranking nos arrojan en los primeros lugares a aquellas escuelas dentro de nuestra zona escolar que sabemos tienen bajos niveles de aprovechamiento, los cuidados del material y los argumentos de limpieza en los procedimientos nos parece una parafernalia innecesaria ante la gran cantidad de maestros que son quienes en realidad cuidan que la aplicación no se convierta en un circo que demerite los logros obtenidos por una práctica educativa responsable donde alumnos, padres de familia y docentes están comprometidos con la mejora de la calidad educativa.