Por: Yazmin Zetina.
Irapuato, Guanajuato.- Armando Ramírez Hernández de 55 años de edad es originario de la ciudad de México y ha radicado en Irapuato toda su vida; hace 2 años se encontraba laborando como velador en un negocio de comida rápida, pero al llegar la pandemia lo despidieron.
“En las noches me iba a trabajar de velador y por las mañanas me ponía a barrer, pero me despidieron cuando hicieron recorte de personal por la pandemia, así fue que me quedé de tiempo completo en el aseó público”, comentó.
Don Armando tiene 2 años limpiando las calles de la zona sur de Irapuato para mantener a su familia y se ha atravesado en su camino con gente que no valora su esfuerzo.
“A veces algunas personas nos avientan los carros, algunos nos reclaman por el polvo gritándonos -‘¡Échale agua!’-, pero sólo traemos nuestro carrito de basura, no entienden que uno hace su trabajo con lo que tiene”, dijo.
En Irapuato, dijo que es común ver a los hombres y mujeres de aseo público realizando su labor desde las 6 de la mañana en los camellones de las grandes avenidas de la ciudad, “es un trabajo honrado y hasta peligroso, pero uno resiste porque necesita el trabajo y llevar el sustento a casa”, finalizo.