Irapuato, Guanajuato.
Desde la infancia Iván Saracho sabía que los puños los podía usar para pelear, pero no con quién y por qué, sino por diversión, pues era un niño muy “agresivo” que lo llevó en su juventud a la cárcel y las drogas. Un día todo cambió y se dio cuenta que los golpes que le había dado la vida, era una de sus virtudes que en el ring como boxeador, le ha dado grandes triunfos: uno de ellos su hijo “zarachito” que se ha convertido en un campeón en Guanajuato.
Saracho “El Fresero” o “El Aldama” por su origen en el poblado de Aldama en Irapuato, contó en su estilo muy peculiar de decir las cosas, sin tantos tapujos, sino de frente, “creo que la gente de Irapuato, los jóvenes tienen que saber, he pasado por cosas muy difíciles, en el alcohol, en la cárcel, en los anexos, llega este deporte del boxeo y cambian las cosas”.
Iván recuerda los momentos en los que era considerado un delincuente, cuando sus padres lloraban al ver que su hijo se drogaba y que no les hacía caso, pero la suerte comenzó a mejorar desde la cárcel.
Ahí conoció a un entrenador de nombre Martín Acevedo que lo llevó a probar suerte en el ring como boxeador y a la postre a pelear por el campeonato en el Estado, ganando el certamen que lo catapultó a varias peleas en otros estados.
La vida de Saracho, aún es difícil, pues parte de su pasado lo tiene que seguir sobrellevando, aunque ahora con un hijo de tan sólo 10 años que es un excelente estudiante de cuadro de honor y un peleador que en su categoría también ya es un mejor boxeador.