Guanajuato, Guanajuato.
Eran poco antes de las once de la mañana, todo estaba dispuesto para diera comienzo el segundo informe del gobernador Miguel Márquez Márquez; kilómetros antes los dispositivos de seguridad marcaban el acceso al auditorio del Estado en Guanajuato, lugar en el que por lo menos había 200 elementos de diferentes instancias de seguridad y rescate, sin contar con cocineras, meseros, entre otros.
En la carretera a Guanajuato saliendo por León, Irapuato o Silao los grandes espectaculares de por lo menos 25 metros cuadrados, con fotografías a color del gobernador de Guanajuato y las inversiones millonarias, eran parte del escenario en el camino.
Al llegar, un camión con militares; en el aire un helicóptero de la Secretaría de Seguridad Pública del Estado y en el acceso algunos empleados verificando la lista de invitados “especiales” para ser llevados al recinto del informe.
Los que no tenían un pase especial, tenían que caminar por el camino de acceso y llegar a la parte alta del auditorio que se encuentra en uno de los cerros de Guanajuato; en el recorrido una gran carpa con mesas arregladas, agua de sabor, una orquesta y un estacionamiento privado para alcaldes, secretarios, funcionarios federales y todos aquellos que venían en grandes camionetas de lujo.
Ya en la estancia, personal del gobierno estatal giraba pases a medios y ahí mismo se observaban a algunos políticos que no habían alcanzado lugar dentro del auditorio, pues estaba lleno y afuera fueron dispuestas sillas, aunque de eses políticos pudiera decirse que no eran los de primer nivel.
Pero la seguridad era un “condimento” muy especial, porque entre las sillas del auditorio había personas de seguridad como civiles; afuera al menos tres ambulancias con un promedio de 12 socorristas de Protección Civil hacían “guardia”.
En fin un gran escaparate de publicidad, dispositivos de seguridad, todo muy arreglo y bonito, un recinto “hermoso”, en el que no hubo manifestantes, todos ellos o lo que pudieran haber querido levantar la voz se quedaron afuera.
En el interior la mayoría eran panistas, si había priistas como la alcaldesa Bárbara Botello o algunos diputados y perredistas o del verde, pero los rostros eran de un grupo político que parecía que iba a escuchar un informe “para ellos”, pues de estos las invitaciones a celebrar se hacían en lo “cortito” y no se escuchaban para los demás.