Abasolo, Guanajuato.- Ricardo Calderón Corona, oriundo de Michoacán, llegó a tierras abasolenses y comenzó a trabajar como velador, después, por coincidencias del destino, se le presentó trabajar en una ladrillera, donde comenzó desde cero y ahora tiene su propio horno de ladrillos en Abasolo.
“Empecé a aprender, poco a poco y me di cuenta que era un gran trabajo, hacer ladrillo si es una ‘chinga’ y son jornadas muy largas, pero al final hay recompensa”, externó Ricardo.
El michoacano, mencionó, como era el proceso para elaborar el tabique, el cual consiste en un desarrollo prolongado, por los tiempos que se le da al material.
“Primero, se remoja la tierra, luego se le hecha el aserrín y al otro día se bate el lodo, después se coloca en el molde que nosotros le llamamos “tabiquera”, se pone a secar y posteriormente se mete al horno, se quema el ladrillo y queda listo, el proceso de la quemada dura entre unas 5 y 6 horas y comenzar un ladrillo desde cero, como 20 días.”, dijo.
En la ladrillera de Ricardo, al día, se sacan aproximadamente mil 500 ladrillos y el costo de cada uno es de 2 pesos con 35 centavos, esto quiere decir que, al día, el ladrillo, puede dejar una derrama económica de 3 mil 525 pesos.
Cabe destacar que los ladrilleros, tienen prohibido quemar con elementos que contaminen el medio ambiente, por lo mismo tienen la opción de quemar con coco, hueso de aguacate y un sinfín de elementos que no contaminan.
En Abasolo, con más de 800 hornos, cientos de familias se sostienen económicamente de este gran oficio que es el tabique, el cual da trabajo a cientos de abasolenses.