“Es necesario identificar los errores colectivos
que con el paso del tiempo se han vuelto invisibles”.
Abel Pérez Rojas
Opinion.- En las sociedades actuales se ha endiosado al gobierno sostenido en la voluntad de las mayorías, y como este principio no se pone en tela de juicio -a riesgo de ser calificado como antidemocrático-, entonces pasamos por alto algunas tendencias “democráticas” que invaden otros ámbitos, lo que propicia que los errores se institucionalicen.
Gustave Le Bon, el afamado sociólogo francés, después de haber incursionado en el estudio de diversas sociedades de su tiempo, sostuvo que: “Cuando el error se hace colectivo adquiere la fuerza de una verdad”.
Conque la mayoría de una sociedad esté de acuerdo en algún juicio, aunque se trate de construcciones falsas de la realidad que llevan a errores en cualquier ámbito de la vida, no se corrige lo desacertado de las posturas.
Por ejemplo, durante décadas la mayoría de la humanidad se ha comportado como si nunca se fuera a acabar el agua, los hidrocarburos o el terreno fértil. Esta postura equivocada (y ciertamente impulsada por quienes desean apropiarse de la economía mundial, con las reservas que vienen acopiando), nos está orillando a una gravísima crisis que ya está ocasionando muertes incalculables alrededor del mundo, y lo que aún falta.
En los próximos días preponderantemente la atención mundial se centrará en el desarrollo de la Copa del Mundo de Futbol Brasil 2014, incluso habrá latitudes donde la fanaticada responderá a los estímulos “patrióticos” difundidos por la televisión, de no hacerlo la conducta será calificada como antipatriótica, de acuerdo al pulsar de las mayorías.
Es en este tenor donde cobra acierto el señalamiento de Gustave Le Bon, en efecto: el error – y yo agrego: la equivocación, la mentira y la ignorancia colectiva- cobran fuerza de verdad.
Por supuesto, es lamentable que lo negativo pase por alto los filtros de control de la razón, y por ser aprobado y propagado por la mayoría, sea aceptado, difundido e institucionalizado, pero es más lamentable que con el paso del tiempo esto asuma un patrón de normalidad y sus aristas se vuelvan invisibles.
Una figura contemporánea a Le Bon -y emblemática de la resistencia civil-, Mahatma Gandhi, asumió una postura categóricamente contraria: “Un error no se convierte en verdad por el hecho de que todo el mundo crea en él”.
Parece evidente el pensamiento de Gandhi, pero esto que es tan obvio se ha convertido en una verdadera postura estoica. Quienes se resisten a caer en las garras de los errores colectivos, y quienes además buscan formas de pensamiento alternativas, han construido una especie de heroísmo contemporáneo y de autodidactismo en la adversidad.
Pudiera parecer exagerada la afirmación anterior, pero si se observan los esfuerzos mercantilistas por homogenizar las preferencias, los gustos y hasta el pensamiento, se entiende la urgencia de tener siempre presente el “mayoriteo” de la realidad y la verdad, convirtiéndose esta imposición en un mecanismo de control de las voluntades.
Ante lo expuesto es necesario refugiarse en las búsquedas individuales, contrastar lo que pensamos y creemos con quienes nos rodean, consultar críticamente diversas fuentes informativas y adoptar una postura dialéctica ante todo. El camino no es fácil, así lo dicen quienes lo han andado, pero su recompensa ha sido despertar del error y transitar por la vida con mayor plenitud.
¿Usted prefiere las mayorías o la construcción de un individualismo pensante con perspectiva social?
Abel Pérez Rojas (abelpr5@gmail.com / @abelpr5 / facebook.com/PerezRojasAbel) es poeta, comunicador y doctor en Educación Permanente. Dirige: Sabersinfin.com.