-¿Entonces llega un punto en el que puedo conocer mi “Yo” totalmente?, le pregunté.
-Deberías.
– Pensé en un millón de cosas: En mi subconsciente, en mi consciente, en mi pasado, en mi presente, en lo que está por venir, en lo que he realizado y lo que he dejado de hacer.
Pensé en la ventana desconocida de Johari. Pensé en googlearme (pa´ver si encontraba alguna pista). Le eché un ojo a toda la historia de mi muro del feis (y del tuyo que me estás leyendo). Pensé en todo lo que he aprendido de las personas que me he rodeado… y descubrí muchas cosas… Entre otras, que a pesar de ser tan analítico… no termino de comprender el comportamiento humano. A pesar de los ciclos de vida que todos tenemos, a pesar de la repetición de los patrones en nuestros procesos, en nuestra vida diaria. Siempre … o sea siempre… “algo” rompe el espiral que debería tener una continuidad.
Me volví a googlear -pensé, “no vaya a ser la de malas que no me busqué por mis apodos”-… Y nada. Lo que hay en redes… lo que me has dicho, escrito o expresado por cualquier medio… es algo que ya sabía… o creía saber.
Pensé en que si todos estamos “interconectados”, igual y un pedacito de lo que vuela por el aire lo pesco. Algo de ti… algo de todos.
Repasé mi película… com-ple-ti-ta… hasta llegar al día de hoy. De repente me pregunté si estaba haciendo bien o mal las cosas en mi vida. ¿Pero quien sabe en realidad qué es bueno… o qué es malo?. Igual y algo bueno para mi, es algo horrible para ti… y viceversa.
Ni es mi cumpleaños… ni es año nuevo (NI EL ESPERADO 2018)… tal vez por ser un día común tenía que hacer esta reflexión. Sin pretextos. Sin excusas. Y aunque estoy consciente de quien soy… la verdad no estoy seguro si es TODO lo que soy. Por eso tengo una gran duda. Por eso la gran pregunta. ¿Realmente me conozco?. Creo que aún no conozco mis límites. Más bien… estoy seguro que aún no conozco mis limites… porque creo que no tengo. Creo que soy como un ser mutante… que se adapta, cambia, vive y sobrevive bajo cualquier medio en que me desarrollo.
Decir que soy más alto, o más bajo; más fuerte o más débil; más grande o más chico; más poderoso o más equis; más cálido o más frío … tendría que que tener un comparativo… ¿comparado con quien?.
Entonces… cuando llego a un punto en el que creo conocerme… es cuando me doy cuenta que más me desconozco. No debería.
(PD. ¡Gracias por tu tiempo de lectura!. Somos un experimento social. Cualquier parecido con la coincidencia, es la mera realidad… no es cierto, es un mero cuento makabroniko). No tardo… voy en busca de mi verdadero “Yo”).
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