Guanajuato.- De acuerdo a una encuesta sobre los desafíos del Sistema Educativo en Guanajuato, aplicada a finales de diciembre del 2024 a 541 directivos y docentes de educación básica en Guanajuato, la principal necesidad profesional de los docentes es contar con materiales para prevenir y atender situaciones de violencia escolar. Un 71 por ciento de los encuestados manifestó no tener los conocimientos necesarios para actuar al respecto.
Las circunstancias que más atienden tanto maestros como directivos tienen que ver con el acoso escolar. En adición, se destacó que la información que reciben es mayoritariamente teórica, por lo que se requieren talleres prácticos que les permitan implementar sus conocimientos en los centros de trabajo.
Según el Protocolo para la detección, prevención y actuación en situaciones de abuso sexual infantil, acoso escolar y maltrato en las escuelas de educación inicial y básica para el estado de Guanajuato, el rol de los profesionales de la enseñanza es crucial pues son el primer filtro para detectarla.
Entre las actividades que deben realizar están:
Ubicar la información sobre las instancias que pueden apoyar en caso de abuso sexual infantil, acoso o maltrato escolar.
Notificar por escrito sospechas de posible violencia escolar a la autoridad educativa
Observar cómo interactúan los alumnos dentro y fuera del aula
Evitar actividades que pongan en riesgo la seguridad de los alumnos e identificar los lugares que puedan representar un peligro para ellos
Escuchar con respeto y atención lo que los alumnos deban comunicar
Mantener comunicación constante con padres y tutores
Registrar en una bitácora toda información acerca de atención a alumnos, padres y tutores
Datos de la UNESCO señalan que a nivel mundial “no todos los y las docentes están plenamente preparados para cumplir la función de prevenir y abordar la violencia escolar”. Según esta institución, los tipos de violencia que más se identifican los profesores son la física y la sexual, pero es difícil detectar la violencia psicológica.
Además, 4 de 5 docentes expresaron que es su obligación crear espacios de aprendizaje seguros, sin embargo, al identificar algún caso de violencia no siempre se involucran. La UNESCO también determinó que su capacidad para prevenir o responder a la violencia entre alumnos depende de factores como su preparación, la manera en la que se desarrollan como profesionales de la enseñanza, las normas del centro educativo en el que laboren, sus deberes y carga de trabajo.
