Irapuato, Guanajuato.- Hace ya un tiempo, Daniel, laboró en el panteón municipal como velador de este recinto de descanso eterno, realizando sus funciones al pie de la letra.
“A mí me gustaba mucho trabajar ahí, sentía una paz inmensa, jamás sentí miedo” externó
Daniel, solía dar sus rondines en el panteón sin mucha iluminación, pues de esa manera disimulaba su andar, para capturar si alguien realizaba fechorías dentro del panteón.
Por otro lado, Daniel, siempre cargaba con su machete para defenderse de cualquier situación.
“Recuerdo mucho, que un día iba caminando cerca de la tumba del soldado, no llevaba mi machete y algunas veces lo arrastraba en el piso haciendo un ruido estruendoso, esa noche yo iba caminando hacia la puerta pues mi esposa me había llevado algo para cenar y al momento de pasar por la tumba del soldado se escuchó el estruendo del machete, no me espante, me dio risa y le dije: ¿Apoco ya traes machete wey? y continué con mi camino”, relató.
A Daniel le pasaron cosas diversas, pero nunca sintió miedo, comentó que si el sentía miedo, podían apoderarse de su mente y estar incómodo siempre y no iba a poder cumplir sus funciones.
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