Columnas

Diario de una Cuarentena. Ensalada de sueños

-Mmmmm la verdad… cuando tenía seis años, quería ser cazador de leones.

-Papá, ¿has cumplido todos tus sueños?

Me preguntó mi niña mientras le ponía la crema a la ensalada que juntos preparábamos. Los pepinos ya estaban en trocitos y la pasta con pimienta casi lista para comer.

La pregunta me dejó en shock. Pensé que tal vez me preguntaría si había aprendido a cocinar cuando trabajé en un restaurante como mesero. Que si haríamos agua fresca en lugar de tomar refresco. No. Simplemente la soltó.

-Todos… todos. Aún no. –le contesté dejando a un lado la cuchara aún llena de crema.

-¿Cuándo eras niño tenías sueños?.

-Huuuuy sí. Muchos. Los sigo teniendo. ¿Cómo te explico?. Tengo un sueño, y cuando lo cumplo tengo otro, y luego otro y otro. Así. Los sueños nunca terminan. A veces de dos en dos, o más. Pero siempre sueño con algo.

-¿Y con que soñabas?

-Mmmmm la verdad… cuando tenía seis años, quería ser cazador de leones.

-Ja, ja, ja… ¿cómo? ¿cazador de leones?.

– ¿No lo cumpliste, verdad?, sonrió.

-No. Ese sueño no.

-Me di cuenta que los pobrecitos leones no tenían la culpa de morir por un loco como yo. Y decidí dejarlos vivir. Y mejor me puse a soñar otras cosas. Por ejemplo. Cuando estaba en primaria, soñaba con la secun, y luego soñaba con la prepa y luego con la uni. Soñaba con una novia.

-¡¡¡¡Papá!!!!.

-Cuando tuve novia soñé… con casarme.

-¿Y te casaste con mamá, verdaaaaaad?.

Así es… me casé con tu madre. Y luego… soñé con tener una niña traviesa y… ¡preguntona!.

Ja, ja, ja, reía a carcajadas mientras me abrazaba.

-Oye niña, pero tú no me has contado con qué sueñas.

-Huy, si te contara. Tengo muchos sueños, pero creo que son imposibles.

-¿Por qué imposibles?

-Pues… no sé si los pueda conseguir.

-Claro, que los puedes conseguir. Todo se puede.

-Quiero ser una youtuber famosa y quiero conocer a mis artistas favoritos en persona.

-Es no es complicado. Ya has hecho varios videos, ¡los he visto!… están padres…

-Y conocer a … “Soy Luna”  ¿así se llaman estos muchachitos?. Muy pronto los conocerás. ¡Ya lo verás!.

-Bueno, también quisiera ser una gran violinista.

-Órale, ¡super! Ahí sí depende de ti, todos los día tienes que desayunar violín, comer violín, cenar violín.

– Esta bien papá, pero hoy… ¡comamos ensalada!…. pero… ¡¡te vuelves a lavar las manos!!

-Una ensalada de sueños… pensé.

 

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