Irapuato, Guanajuato. – El panteón de Irapuato, con sus 142 años de historia, resguarda leyendas, y una de ellas es la de Blanquita, la niña “fantasma”. Se dice que, tras fallecer de leucemia, Blanquita deambula por el panteón, donde se ha creado la creencia de que intercede en temas de salud si se le pide con fe.
José Rangel, velador del panteón, compartió la leyenda de Blanquita, La niña, cuyo nombre real era Blanca Córdoba Razo, falleció en 1982.
Desde entonces, cuidadores y visitantes del panteón, la han visto corretear al caer la tarde y la noche. Lo que inicialmente parecía una visita común con sus padres se reveló como algo extraordinario cuando la niña se desvanecía entre pasillos o frente a las paredes.
A lo largo de los años, la historia de Blanquita se convirtió en una leyenda. Siempre la veían jugando con una muñeca, y su tumba se llenó de dulces y juguetes, regalos de quienes buscaban mostrar afecto. La creencia popular sostiene que Blanca acepta con agrado estos obsequios, y los juguetes cambian de lugar, evidenciando su presencia al amanecer.
La leyenda tomó más fuerza y credibilidad cuando el hermano menor de Blanquita enfermó de la misma leucemia que la llevó a la muerte. El pronóstico era el mismo, pero un milagro lo salvó, atribuido por los cercanos a la intervención de Blanquita. Desde entonces, el panteón se ha convertido en un lugar donde las personas llevan juguetes y dulces, buscando milagros y protección para sus seres queridos. La historia de Blanquita vive entre la leyenda y los corazones agradecidos.
