El 11 de febrero es el Día Mundial del Enfermo y el Instituto Mexicano del Seguro Social cuenta con diversos programas y estrategias que permiten brindar atención a su población derechohabiente cuando padecen alguna enfermedad, sin embargo, la prevención es la mejor opción para lograr una vida saludable.
Una de las áreas más importantes para mantener la salud es la de Nutrición, servicio que otorga orientación sobre cómo alimentarnos correctamente para mantener el peso y la talla adecuados.
Más de la mitad de los requerimientos nutricionales diarios de todas las personas deben obtenerse de cereales y sus derivados, legumbres, frutas y verduras; y en el caso de quienes tienen una mayor actividad física, como deportistas y obreros, dos tercios de su alimentación deberá basarse en productos con altos valores en hidratos de carbono, como son arroz, cebada, maíz y trigo.
La nutrióloga de la Unidad de Medicina Familiar No. 56 del IMSS en León, Consuelo Boy Ayala, dijo que “cinco frutas y verduras constituyen la cantidad necesaria en la dieta diaria, así como un consumo moderado de leguminosas (frijoles, habas, lentejas, alubias, garbanzos, etcétera), que proporcionan un gran aporte de carbohidratos, que sirven como material combustible o energético inmediato, como fuente de energía para el rendimiento de todo el cuerpo”.
Explicó que los hidratos de carbono llamados simples o refinados, entre los que se encuentran: azúcar, miel, piloncillo, aceites y mantequilla, que se encuentran en postres y refrescos, se utiliza en grandes cantidades en nuestro país, cuando únicamente deberían ser un complemento en la preparación de algunos alimentos, ya que no deben sobrepasar el 10 por ciento de la dieta diaria.
Si se toma en cuenta una dieta no mayor de dos mil calorías al día, el consumo de hidratos de carbono complejos debe ser de máximo de mil a mil 400 calorías, y el de simples, no más de 200, dijo la especialista.
Otro 10 a 15 por ciento de la dieta diaria, agregó, deben ser alimentos que contengan proteínas, como carnes rojas o blancas (res, pollo y pescado), así como quesos y otros derivados de la leche. El abuso de estos productos, por ser ricos en grasas saturadas y en colesterol, favorece el desarrollo de ateroesclerosis y con ello aumentan el riesgo de un infarto cerebral o cardiaco a edades muy jóvenes, sobre todo si son fumadores.
Dijo que el restante 25 a 30 por ciento de la alimentación saludable de cada día lo constituyen las grasas de origen animal y vegetal, éstas últimas son las más recomendables y están prácticamente en los aceites de oliva, de maíz o el aderezo para ensaladas.
Las de origen animal, como manteca, grasa de las carnes rojas o la que tiene la piel del pollo, y algunos lácteos, son las que más aumentan el colesterol y con ello el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares.
Señaló que en el consultorio de PrevenIMSS de cualquier Unidad de Medicina Familiar del Instituto, se otorga una adecuada orientación nutricional, para lo cual se hace un registro de edad, estatura y peso corporal, y el Índice de Masa Corporal (IMC), con base en la medición de la cintura y la cadera, a fin de determinar el grado de sobrepeso u obesidad que tienen. Después, el servicio de Nutrición determina el tipo de alimentación que requiere el paciente para bajar de peso y evitar el desarrollo de enfermedades.