Salamanca, Guanajuato.- Aarón, es un niño comerciante de 9 años de edad, que vende llaveros y muñequitas de trapo hechas por su mamá y su papá, en el jardín principal de la ciudad de Salamanca, es el menor de tres hermanos, los cuáles ninguno de los 3 estudian.
Aarón, es un niño que a su corta edad ya es comerciante, trabaja todos los días hasta las 8 o 9 de la noche para ayudar al sustento de su familia, mal come durante el día porque dice casi no vender nada, sin embargo, atiende su puesto con una gran sonrisa y juega a la vez con sus hermanas quienes le ayudan a dar el cambio porque Aarón no sabe hacer cuentas.
“Yo no voy a la escuela por eso no se hacer cuentas, pero mi papá me enseña a leer” dijo Aarón.
Cuestionando al pequeño, comentó que nunca había asistido a una escuela porque no tiene papeles que las escuelas piden para poder inscribirlo, aunque sí le gustaría ir, el pequeño comerciante también dijo que su papá es quien le enseña las letras y solo le faltaba enseñarle las cuentas.
Al preguntarle dónde estaban sus padres, el pequeño dijo que ellos se quedaban en casa.
Según la Unicef, más de 4 millones de niñas, niños y adolescentes en México no asisten a la escuela, las causas son variadas, aunque en general pertenecen a un hogar de bajos recursos y esto dificulta que ejerzan plenamente sus otros derechos.
De acuerdo con la página www.unicef.org, para niños y niñas de entre 3 y 5 años que deberían cursar la educación preescolar, es más probable que no asistan si son indígenas.
Entre los 6 y los 12 años, correspondientes a la escuela primaria, las niñas y niños con más probabilidad de no ir o abandonar la escuela son aquellos que tienen alguna discapacidad.
En la educación secundaria, la causa principal de abandono escolar es el trabajo infantil producto de los bajos recursos y la necesidad de aportar económicamente a su hogar.
Para adolescentes de entre 15 y 17 años (en edad de cursar el nivel medio superior) trabajar para ayudar a sus familias es la principal causa por la que dejan sus estudios.
Al mismo tiempo, sus madres y padres pueden carecer de motivación para impulsarlos a ir a la escuela si no ven que los estudiantes estén desarrollando sus capacidades o aprendiendo.