Saltillo, Coahuila.- “¡Ya no les tires, Raúl!… ¡Ya no!. Y a Raúl le valió gorro y siguió tirando”. Ese fue el nombre que escucharon vecinos cercanos al predio de la colonia San Miguel, donde el miércoles por la noche perdió la vida un migrante hondureño al ser perseguido junto con sus compañeros por seis agentes de la Fiscalía de Coahuila entre quienes podría estar quien lo hirió.
Pese a que la dependencia no ha revelado datos sobre el tirador, la versión surgió la tarde de ayer cuando alrededor de 100 personas, hombres, mujeres y niños, entregaron sus plegarias a Dios por el alma del migrante abatido y por su hija, niña por la que dio la vida al rezagarse para ayudarla a cruzar una parte del bordo del arroyo del pueblo que cruza en ese sitio.
Dos pobladores coinciden en que escucharon los gritos de un agente de la Fiscalía que le pedía a “un tal Raúl” que ya no disparara. “La niñita del migrante muerto corría muy bien, y el problema se presentó en el arroyo, donde se trabó el que tumbaron, porque los otros sí pasaron. Él protegía a su niña, lo que hace todo padre”, dice uno de los testigos.
“El que venía delante de los policías, al que le gritaban Raúl, venía muy agresivo y tumbó al migrante. Parte que está desde el bordo del arroyo hasta cerca de un árbol donde cayó muerto”, enfatizó.
Comenta que sólo escuchó tres tiros, todo de parte de los elementos policiacos porque eran de armas largas y se escuchaban como tales, y que los migrantes sólo corrían por ponerse a salvo. “Ninguno de ellos disparó”.
Solidaridad
Ayer por la tarde las cerca de 100 personas de la comunidad de Santa Cruz caminaron casi dos kilómetros, desde la calle Carlos Salazar hasta el predio de la colonia San Miguel donde quedó el cuerpo del migrante el miércoles por la noche: todos unidos rezaron el Rosario.
Fue una caminata con flores y una cruz, entonando el canto de viacrucis en homenaje a los migrantes que pasan por México y que son vejados y hasta asesinados como pasó con el de Saltillo. Unieron sus almas y corazones de manera solidaria con todos quienes buscan una vida mejor para sus familias y por la niña del padre muerto, a quien le robaron sus sueños, le arrebataron su vida y su ternura.
“Atrévanse a unir su voz no en un grito, sino en una susurrante voz de amor, de apoyo al prójimo”, subrayó Mercedes Ramírez, catequista de la Capilla de Santa Cruz. Apuntó que ellos han aprendido que la solidaridad empieza desde su persona hacia los demás y buscan estar unidos a lado de los demás, luchando por su bienestar y seguridad.
“Hoy estanos muy indignados por lo que pasó en Saltillo y levantamos nuestra voz por medio de la oración y la paz para que las demás personas de la comunidad y del mundo tengan esa sensibilidad, digan un ‘basta ya’ a tanta violencia e inseguridad”, finalizó.
La víctima era inocente: Fiscalía
La Fiscalía General de Coahuila reconoció que Marco Tulio Perdomo Guzmán,, el migrante hondureño asesinado el pasado 31 de julio, es inocente pues nunca agredió al policía que le disparó y que hubo un uso excesivo de fuerza letal.
El titular de la dependencia, Gerardo Márquez Guevara, deslindó de cualquier hecho delictivo a Marco Tulio, de 29 años, a quien la misma Fiscalía en una primera versión
“La víctima de este homicidio es inocente, porque en ningún caso se advierte alguna agresión a los elementos de la Agencia de Investigación Criminal que participaban en un operativo relacionado con la localización de personas dedicadas a la venta de narcóticos y en el que se reitera, no hubo participación de elementos de ninguna corporación federal”, señaló la Fiscalía.
“La Fiscalía reconoce la inocencia y la calidad de víctima a Marco Tulio “N”, por lo que lamenta la comisión de estos hechos que involucran a un agente ministerial por uso excesivo de la fuerza letal”, agregó.