Irapuato, Gto. La Calzada de Guadalupe desde su concepción fue la ruta que se debía recorrer para llegar a Salamanca, pero al tener como vecino al Río Silao, fue necesario construir un puente que en 1837 hizo que la modernidad comenzara ahí.
Para mejorar la calle se adaptó un tranvía que llevaba a las personas desde el centro de la ciudad hasta el Puente de Guadalupe, donde muchas personas (no sólo el 12 de diciembre) iban ahí para pasar las tardes en una de las primeras grandes avenidas que contaba la ciudad, además que los árboles daban a sombra necesaria para pasar un buen día.
Fiestas patronales, paseos, el ir y venir de los visitantes, hicieron que esta calle fuera muy importante para la ciudad, y así ha seguido, pues ahora con las remodelaciones hechas hace pocos años, la convirtió en una calle necesaria para ir de la salida a Salamanca, y llega hasta Salida a Abasolo.
Aun con cambios, como dejar de ser completamente empedrada, ya no contar con el tranvía, la Calzada de Guadalupe aún conserva su impresionante arbolado, que recuerda aquellas tardes donde los irapuatenses iban recorrían, para pasar un día ante el imponente río que circundaba la calle.