Un bebé real y una familia normal. “Baby Cambridge” abandonó ayer el hospital británico Saint Mary, donde había nacido un día y media antes, en los brazos de su mamá y con su papá al volante de su Range Rover. Kate y el príncipe William, los duques de Cambridge, decidieron dar una vuelta de página en la disfuncional Casa de Windsor para ser y comportarse con absoluta naturalidad a la hora de ser padres.
Aparecieron como una joven pareja feliz de tener un hijo varón y mostrarlo al mundo porque el bebito, su papá y su abuelo Charles serán –más tarde o más temprano– los reyes británicos.Una inmensa diferencia con otra foto, en la misma puerta del Lindo Wing 30 años atrás, cuando la princesa Diana y Carlos se fotografiaron nerviosamente con su primer hijo, William, en brazos. A la vuelta de la misma esquina, Diana se puso a llorar. Su matrimonio ya era una catástrofe en 1982 y la trágica historia marcaría para siempre a su hijo, el príncipe William.
Envuelto en una mantita blanca, con los deditos en el aire y despierto, “Baby Cambridge” fue presentado en sociedad en los escalones del hospital Saint Mary frente a una nube de periodistas que habían esperado su nacimiento de guardia desde el 1° de julio. Su foto será un ícono de la monarquía británica y del cambio de estilo.
Sonriente, segura, relajada, Kate lo tenía en brazos y lo acunaba. Después se lo cedió a William, que lo abrazó con cierta torpeza de papá primerizo y lo mostró al mundo. La multitud cantaba desafinadamente “Congratulations”. Los flashes eran intermitentes, con todos los enviados especiales de la televisión del mundo entero transmitiendo en directo desde Paddington, en Londres.
Kate y William estaban vestidos de celeste. Ella con un vestido talle imperio, lavanda, con lunares, impecable después de la visita de la peluquera. Y él con una camisa celeste y un cinturón criollo argentino, sin corbata.El acuerdo con la prensa eran sólo tres preguntas y podían hacerlas Sky News, la BBC e ITN.Pero los duques fueron muy espontáneos y pasearon al bebé de izquierda a derecha para que todos pudieran verlo.
“Bueno, tiene un buen par de pulmones. Eso seguro”, fue la primera respuesta del nuevo papá, después de su noche en el hospital. “Por suerte tiene el look de su madre y no el mío”, agregó con sonrisas en una alusión a su escaso cabello.
“Baby Cambridge” es un príncipe pero aún no tiene identidad. Una costumbre muy real, que se resuelve lentamente porque llevará al menos cuatro nombres históricos de rey y alguno de la familia Middleton para honrar a su mamá. “Nosotros seguimos trabajando en el nombre”, se excusó su papá, aunque pareciera que uno de los que más suena es George, como su tatarabuelo.
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