Salamanca, Guanajuato.- Con un estilo barroco, el templo de San Agustín es considerado como uno de los más hermosos a nivel Latinoamérica. Su interior luce como un tesoro y una “mina de oro”.
Su construcción se remonta al siglo XVII, bajo la licencia otorgada al agustino Fray Diego de Ávila por parte de Felipe III.
Al interior del Templo de San Agustín de pueden apreciar 11 retablos barrocos dorados que datan del XVIII y una colección de pintura y mobiliario que se remontan al virreynato.
“En sus inicios, la fundación fue dedicada al Beato Juan de Sahagún. En cuanto a la edificación del actual inmueble pueden marcarse dos etapas diferentes de construcción. La primera se inició en 1641 durante el priorato de fray Miguel de Guevara; es posible que durante esta etapa se hayan levantado la iglesia mayor con sus torres, cúpulas y portada, así como el primer claustro, dado que la concepción estilística de estos elementos revela su creación en el siglo XVII. La segunda etapa de construcción se inició en 1761, cuando se decidió ubicar la casa capitular en Salamanca. Dentro de este periodo es posible datar el segundo claustro o “Claustro Mayor” y con toda seguridad los retablos de la nave. El siglo XIX llegó a la región y con él se inició la decadencia de este espléndido edificio; en una fecha cercana a 1836 fue desmantelado el Altar Mayor y sustituido por el neoclásico que en la actualidad apena ver. De la misma manera, con la exclaustración de los religiosos, fue el convento saqueado y arruinado lentamente”, según información de México Desconocido.
En enero de 2018 cumplió 415 años de su fundación, años en los que Salamanca ha visto pasar la historia, de uno de los centros religiosos con mayor riqueza cultural en el país y que con poca frecuencia se puede ver.
