Irapuato, Guanajuato.
Oscar Martínez Flores de 50 años de edad, separado de su esposa, llegó a la Casa Hogar para Ancianos y Desvalidos de Irapuato de forma voluntaria por 15 días pero su estancia se ha ido alargando para recuperarse de un problema en una pierna, sin embargo el miedo a recaer en el alcoholismo, lo mantiene encerrado también.
“No me siento capaz todavía para andar afuera, porque inclusive yo duré más de doce años sin tomar y volví a caer y ahorita que llevo 5 meses sin tomar, pues a qué salgo” dice Oscar.
Un día de Oscar comienza a las 06:00 de la mañana, cuando todos se levantan para dirigirse a la Capilla, después pasan al comedor a desayunar y posteriormente ayuda a sus compañeros incapaces de hacer por si solos algunas tareas como bañarse o ir al baño.
Aunque Oscar recibe visita de sus hijos, asegura que su estancia en la Casa Hogar es por su voluntad y a pesar de extrañar a su familia unida en estas fechas ha decidido pasar las fiestas decembrinas en compañía de sus compañeros, pues en su casa “ya no es lo mismo”.