Pénjamo, Guanajuato.- Cristina Pichardo de 50 años, es una comerciante originaria de Pénjamo que al paso de los años ha ido enfrentando diversas adversidades junto a su familia, pero jamás se ha rendido.
La comerciante inicio gracias a la familia de su esposo y a su esposo Luis Manuel Arroyo (finado) que en todo momento fueron maestros de Cristina.
“Yo comencé en el mundo del comercio con mi negocio de alimentos conocido como ‘Almuerzos el padrino André’, vendía menudo y barbacoa en las inmediaciones del mercado, duré más de 18 años vendiendo comida y agradezco a mi esposo porque gracias a él y a su familia yo estoy aquí”, explicó.
Cristina señaló que sus años dentro del comercio culinario fueron muy bonitos, expresando que la comida es un negocio muy noble.
El día que cambió el rumbo de Cristina
La penjamense explicó que vivió una situación muy fuerte junto a su familia donde en un negocio de comida su hijo recibió un balazo en un enfrentamiento, siendo víctima colateral.
“La verdad ya no quería vender, se me quito hasta cierto punto la intención, tuvimos miedo, pero al final del día nos dimos cuenta que fue una situación circunstancial, que lo que paso no era para nosotros y opte por regresar a mi pueblo y decir yo no debo nada y estoy aquí”, relató.
Una segunda oportunidad
Cristina regresó al comercio y decidió emprender en el tema de manualidades, por ser una actividad que le llena el corazón y hoy en día vende sus productos de navidad.
“Lo que más disfruto de ser comerciantes es el trato con los clientes, me apasiona conocerles y agradecerles su preferencia siempre, tengo tres hijos y agradezco a mis clientes su apoyo porque los he logrado sacar adelante gracias a su preferencia”, mencionó.