Irapuato, Guanajuato.- Normalmente en la adolescencia cuando comenzamos a sentir atracción por el sexo opuesto, como alumnos comenzamos ver a nuestros maestros, a algunos de ellos, con otros ojos, los vemos atractivos, guapos, carismáticos y pensamos muchas cosas sobre ellos sin que lo sepan hasta que nos dan la oportunidad de expresarlo.
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En honor al MAESTRO, JOSE LUCIO RODRIGUEZ PAEZ (QEPD), mi poema . . .
AUSENCIA MUSICAL
¿Qué será del piano, . . . sin sus dedos?,
arpegios dolientes, buscando senderos,
¿qué será del teclado, . . . sin sus manos?,
búsqueda angustiosa de tonos lejanos.
¿En donde andará el profesor, gran artista?,
¿en donde quedó su esencia de pianista?,
¿a qué niños dirigirá sus composiciones?,
¿a quiénes educará con sus fieles lecciones?
¿Quién enseñará la música a sus nietos?,
¿quién les despertará sus talentos, hoy quietos?
¿quién amenizará nuestras fiestas, los bailes?,
¿quién armonizará las misas de los frailes?
¿Se puede interpretar siendo difunto?,
¿con qué músicos formará nuevo conjunto?,
¿podrá escuchar su canción favorita?,
“A muchos años”, me parece . . . bendita.
Clave de sol, las notas, visten luto,
su silencio es lacerante, en lo absoluto,
¡escucho los lamentos de un piano vertical,
nos deja un gran vacío, su ausencia musical!
Se los dice ferviente un poeta abogado,
quedará, en este mundo, melodioso legado,
escrito en pentagrama, en cuaderno pautado,
al compás y cadencia de su ingenio añorado.
Ya se le extraña, Maestro José Lucio,
“tocándole” al Señor hallará su refugio,
compadezco a todo aquel oído, sin sonido,
un órgano, sin Usted, carece de sentido.
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda
Amecameca, Estado de México, México, a 13 de julio del 2013
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