Santa Paula, donde florecen las momias -cuento 002-

...la imagen era cada vez más clara, era una silueta que pasaba de izquierda a derecha caminando por los pasillos del cementerio...

Por Makabrown:

-¿Escuchas el viento?, me preguntó Poncho. – ¿Cómo chingados no lo voy a escuchar?, ¡está llorando!, le contesté.

El aire soplaba con gran fuerza haciendo que los mezquites se movieran de un lado a otro. Alfonso cargaba con una mano el tripie de la cámara y en la otra un folder con el guión del promocional.

Yo cargaba la cámara y para qué negarlo, también cargaba con esa sensibilidad en los hombros que me gritaba que lo que se escuchaba no era el aire… eran lamentos. Llanto de dolor, de sufrimiento, de soledad.
Poncho se acomodó sus lentes y su corbata, puso el tripie en aquel pequeño jardincito del panteón.

Santa Paula, con sus más de ciento cincuenta años de antigüedad, fue el primer cementerio de la ciudad, y se ha hecho famoso básicamente por dos cosas: las momias de Guanajuato y algunas de las películas setenteras del Santo “el enmascarado de plata” en compañía del Blue Demon, ambos íconos de la lucha libre mexicana.

Poncho es un buen amigo, genio de la comunicación y ahora todo un master. Para conseguir su maestría necesitaba crear unos promocionales del Museo de las Momias para su titulación.

Puse la cámara sobre el tripie, aunque tenía miedo que se fuera a caer por el fuertes ráfagas del aire… Poncho con micrófono en mano, y muy propio comenzó con su discurso.

Apenas había mencionado un par de palabras y una escalera de madera cayó de madrazo en medio de uno de los pasillos donde estaban las tumbas. Unos botes con flores también cayeron, mientras que el aire se llevaba uno a uno los pétalos que en algún momento eran parte de la ofrenda de algún muertito. Sentí frío. Un chingo de frío, pero no le di mucha importancia.

-“Nos encontramos aquí, en el histórico panteón de Santa Paula, en este jardín (tomó un poco de polvo con su mano derecha, dejándolo caer suavemente) en este jardín recalcó, donde florecen las momias”.

Me quede sin aire. Sin aliento. Sorprendido. Y no porque Poncho fuera un poeta, en la introducción del video, sino porque mientras caía el polvo, sentí como si fuera verdaderamente polvo de momia. Sólo de pensarlo me erizaba la piel. El imaginar que en aquella tarde de octubre estábamos en medio de todas esas tumbas, donde seguramente en su interior había más cuerpos momificados, como si fuera una “fábrica de momias”, o como bien lo había dicho el buen amigo, “en el jardín donde florecen las momias”.

Cuando salíamos del panteón, de aquel “sembradío de momias” nos quedamos contemplando el atardecer. A través de la reja se veía como se escondía el sol con el cerro de enfrente. Como recordándonos que todo inicio tiene un fin. La vida y la muerte…. La muerte estaba por llegar.

– “Llévate los videos para que los edites”, me dijo Poncho.

Cuando llegué a casa descansé un rato. Prendí la compu y descargué los videos. ¡No me la van a creer!, en serio, ¡no me la van a creer!. Justo en el momento en que Poncho decía su “sketch” sobre las momias, por la parte de atrás, por los mezquites, junto a las gavetas, primero se vio una sombra, pero luego la imagen era cada vez más clara, era una silueta que pasaba de izquierda a derecha caminando por los pasillos del cementerio. Era una mujer con un vestido largo y blanco.

Curiosamente en aquel momento no había nadie más que nosotros. En pantalla el puño de Poncho tirando el “polvo de momia” sobre las flores de aquel jardín de Santa Paula. Era la Llorona.

Cuando descubrí esto, unos fuertes toquidos en la puerta se escucharon por todo el callejón. Mi corazón casi se me sale como una bomba. Era Samuel, aquel viejo amigo guía de turistas.

– “¿Qué haces mi cabrón?”, me decía Samuel mientras destapaba una cerveza.

– Aquí… entre el polvo de momia y la Llorona. Editando un video.

-Sam… ¿escuchas el chillar del aire?. ¿Puedes sentir el miedo?. ¿Sientes el polvo de momia?… ¡Bienvenido al jardín!, el jardín mágico donde florecen las momias, le dije emocionado
Aquella mirada de Samuel me lo decía todo… el plan macabro estaba por comenzar…

(continuará …)

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