Irapuato, Guanajuato.- El municipio de Irapuato, cuenta con múltiples leyendas a lo largo de su historia, sin embargo, algunas resaltan más que otras, tal es el caso de la leyenda de “La Monja de la Presidencia de Irapuato”, con más de 200 años de existencia.
Entre los habitantes más longevos del municipio, es bien sabido la gran cantidad de construcciones que obraron como propiedades religiosas o centros de culto. Una de estas edificaciones se encontraba en donde actualmente es la Presidencia de Irapuato, que anteriormente era un colegio católico para niñas realizada gracia al presbítero Ramón Barreto de Tabora quien otorgo el terreno, junto con la suma de 80 mil pesos para la construcción del mismo en el año de 1804, según datos del archivo histórico del municipio.
Antecedentes de la leyenda:
Al inicio de la fundación del colegio fueron ordenadas 7 religiosas, por el Juzgado Eclesiástico de la ciudad de Valladolid, en España, a través de la compañía de María Santísima, llegaron de la capital de la república al municipio de Irapuato. Las 7 mujeres eran: María Dolores Bersabal, María Gertrudis Gil de León, María Josefa Ibarra, María Juana Escoto, María Agustina Pérez Cano, María Josefa Guerrero y María Susana Osores.
Crónica de la leyenda:
Según algunos relatos de la leyenda, se dice que, una de las religiosas deambulaba en el lugar, la cual era la directora del colegio María Gertrudis Gil de León, algunos de los veladores y empleados actuales de la presidencia la han visto y la han descrito como un ente que flota con su austero habito color café de la época, y con sus manos recogidas hacia el frente, las apariciones han sido principalmente entre los rincones de los pasillos de la actual presidencia municipal.
Sucesos inexplicables:
Algunos trabajadores mencionaron que veladores que cuidaban hace tiempo el inmueble, les relataron como sin tener conocimiento de ello, eran dejados con todo y silla en medio de la plaza central de la presidencia, cuando despertaban se encontraban desorientados, y confundidos por no saber cómo fue que llegaron a ese lugar, situación que después de pasarles varias veces los orillo a renunciar del trabajo.
Actualmente, que se sabe…
Los actuales cuidadores del recinto comentaron solo haber visto la sombra en la planta alta del lugar entre el Salón Juárez y las oficinas de la presidencia municipal, moviéndose entre las luces,
algunos incluso comentan escuchar aún llantos de las niñas que recibían allí educación por parte de las religiosas.
Lo cierto es que la leyenda ha pasado de generación en generación y se ha preservado a lo largo de más de 200 años