En la actualidad está de moda decir: ¡Estoy estresado! ¡Necesito un poco de paz! ¡Vivo con muchas preocupaciones! ¡El dinero no me alcanza! ¡Tengo muchas deudas! y, algunos más exclaman: ¡Dios mío, ayúdame! Entonces, ¿la fe surge en función de una necesidad? ¿Será esa la verdadera fe?
Sin embargo, para recibir el consejo y la ayuda que desesperadamente necesitamos es importantísimo detenernos y escuchar pues, ¿cómo vamos a tener fe si no escuchamos de aquel que nos puede ayudar? ¿Cómo alguien puede confiar en quien no conoce?
Por eso, el primer paso para encontrar la fe es escuchar, ahora bien, ¿escuchar qué? Si quieres resolver tus problemas, escuchar es un gran avance. Si tú eres de esas personas, en la Biblia hay un consejo para ti, detente y escucha:
“Así que la fe es por el oír, y el oír por la Palabra de Dios” Romanos 10:17 (Biblia versión Reina-Valera 1960)
“Así que las personas llegan a confiar en Dios cuando oyen el mensaje acerca de Jesucristo” (Biblia versión Traducción al Lenguaje Actual)
Por lo tanto, si tú nunca te has dado la oportunidad de hacer una pausa en tu vida para escuchar atentamente la Palabra de Dios, no puedes conocer la fe en Dios y tampoco puedes dejar que Dios te ayude. Si alguna vez has invocado a Dios es porque estás consciente de que existe, de que él tiene el poder sobre todas las cosas, si tú crees esto, puedes acercarte a él para escuchar su consejo y recibir su ayuda pero tienes que ir y buscarlo en la Biblia porque, como dice el texto que arriba revisamos, la fe, es decir, la confianza y el creer en él, solamente se obtienen cuando lo conocemos.
Conocer a Dios significa saber cuál es su voluntad, es descubrir qué desea él para mi vida, es saber de qué forma él me puede ayudar a resolver mis problemas. Esto puede ser posible, tú puedes conocer a Dios porque él está interesado en ti.
En este mundo en el que todo cambia tan rápidamente, el ser humano necesita desarrollar la fe en Dios porque mientras todo cambia: el dinero, la ciencia, la política, el clima, las personas, etc., Dios permanece, él no cambia, por eso, tener fe en él, es decir, creer en él y conocerlo trae paz y seguridad al ser humano.
Cuando el hombre empieza a confiar en Dios ve la vida de manera más ligera y con un propósito porque sabe que no está solo, que Dios lo acompaña, entiende que Dios lo ama, que es fiel y eterno, que Dios siempre cumple sus promesas. Por todo esto, tener fe en Dios, en el Dios verdadero, mejora la vida del hombre.
Ahora, lo importante es que el hombre esté dispuesto a conocerlo porque es imposible confiar en quien no conocemos.
