Irapuato, Guanajuato.- Con una capacidad para unas 30 personas, con 9 años de existencia, la Casa del Migrante ha sido una institución de apoyo para los migrantes centroamericanos, denominada “casa de tránsito” en la cual se les brinda alojamiento de 24 horas con un trato amable y cálido.
Ema Flores con 3 años de experiencia en la institución, encargada de las labores administrativas, asistente de María Eugenia Torres Carrillo, Fundadora de la Casa del Migrante de Irapuato, comentó que en ocasiones llegan más migrantes del límite de camas y habitaciones, por lo que los acomodan con colchonetas de acuerdo a las posibilidades.
Ema mencionó que en el mes de septiembre se recibieron 362 personas, pero en meses anteriores, en julio fueron 740, el cual fue de los últimos meses que más gente tuvo, ya que eran gran parte de las caravanas migrantes que en ese momento transitaban por la ciudad.
“Todo el año hemos estado recibiendo por encima de 500 personas por mes, hemos recibido muchas más familias, muchas más mujeres, antes recibíamos de 2 a 5 mujeres por mes, sin embargo han llegado un promedio de 20 a 30 mujeres en esos meses y niños, familias completas.” Dio a conocer Ema acerca de los migrantes que están en busca del sueño americano.
Agregó Ema Flores que actualmente, la mayoría de los migrantes llegan solos, y la mayoría son hombres y en lo que va del mes no se han recibido mujeres.
La institución desde que se fundó hace 9 años, en el mes de julio, ha brindado alimentación, productos de higiene personal, ducha, ropa y zapatos, si los hay, servicio médico ya sea en cualquiera de los consultorios cercanos o se les envía al Hospital General ya dependiendo de la gravedad en que vaya la persona.
En alimentos Ema refirió que lo que no pueden faltar siempre, son arroz y frijoles, de ahí dependiendo de las donaciones se les hacen sopas caldosas, como caldo de pollo en ocasiones.
Ema comentó que existen reglas, las cuales si no se acatan tienen que salir, se les ofrece de repente asesoría legal, ni se hacen peticiones de asilo, ya eso se hace en casos muchos más grandes como en CDMX o Guadalajara.
En torno a las reglas, se les pide que no estén ocupando el celular, no drogas, no violencia, que tengan respeto hacia las mujeres, no palabras altisonantes, cuidado del mobiliario, entre otras.
En relación a lo económico, Ema dijo que no dependen más que de las donaciones, ya sea de lo que la ciudadanía brinde, escuelas o las empresas, así como organismos de gobierno y que en palabras de la fundadora, expresó por la fe que profesan: “esta casa es de Dios, el día que Dios la quiera quitar, Él lo va a hacer”.
En un horario de 11 de la mañana a 11 de la noche se reciben a las personas, y la Casa del Migrante, tiene sus puertas abiertas 24 horas los 365 días del año, aunque con ciertas restricciones, dependiendo de la guardia en turno nocturno.
Al principio Ema Flores comentó que al principio le daba temor laborar en la Casa del Migrante debido a que eran muchos hombres con qué tratar a diario, sin embargo finalmente con el paso del tiempo con los años que tiene prestando sus servicios, aprendió mucho y agradeció el hecho de que haya venido siendo así.
“Una sonrisa, un gesto cálido, una palabra amable y atenciones, les cambia la vida, inyectarles un poco de energía te llena y los entiendes un poquito”. Afirmó Ema.
Un mensaje a la ciudadanía
“La gente a veces no está tan abierta a apoyar a este tipo de instituciones, creo que la mayoría tenemos un concepto equivocado de lo que es la migración, es muy fácil de repente juzgar y decir sólo vienen, sólo hacen, sólo ensucian… pero cuando ves las historias realmente la mayoría no lo están haciendo por capricho o por aventura, buscan algo mejor para su familia, hay que entenderlos y apoyarlos”. Finalizó Ema Flores.