Irapuato, Guanajuato.- La donación de predios y dinero para la construcción de centros de enseñanza en la congregación de Irapuato, destacó a Ramón Barreto de Tábora Bravo de Laguna como uno de sus grandes benefactores.
Con su herencia, se pudo construir el Colegio de la Enseñanza, edificio que ahora funge como Presidencia Municipal y el Convento de San Francisco de Asís, centros de educación para niñas y niños, respectivamente.
Franco Segoviano, investigador del Archivo Histórico Municipal, explicó que la dependencia resguarda los diversos codicilios que dictó Barreto de Tábora. En estos documentos se asentaron los cambios que el testador realizó a su última voluntad.
“En sus codicilios, que es lo que tenemos en el Archivo, se menciona que parte de las ganancias que obtenía de la Hacienda de San Roque, se iba a usar para financiar este Colegio de las Niñas y el Convento de San Francisco”, detalló.
Estas y otras propiedades de Ramón Barreto de Tábora, quien nació en 1684 en Irapuato, fueron herencia de sus padres José Barreto de Tábora y María Débora Bravo de Laguna, ambos españoles descendientes de familias importantes y privilegiadas en la Congregación de Irapuato.
El investigador del Archivo Histórico de Irapuato, explicó que cumplir la última voluntad del filántropo no fue tarea fácil, porque se tuvieron que gestionar varios trámites ante el Obispo de Valladolid, en Michoacán, al Virrey de la Nueva España e incluso al Rey de España, proceso que llevó varios años.
Barreto de Tábora Bravo también fue Comisario del Santo Oficio de la Inquisición como parte de su trabajo con la iglesia.