Se acerca la fecha para que los gobiernos municipales informen a la ciudadanía del estado que guarda la administración pública, ante esto la pregunta es: ¿qué debemos evaluar de este ejercicio de rendición de cuentas?
Distintos organismos nacionales e internacionales han establecido métodos para la evaluación del desempeño y los resultados de las gestiones locales, todos aportan cosas interesantes, coincidiendo en lo que se plasma a continuación.
Después del Plan de Desarrollo Municipal, cada dependencia cuenta con sus planes operativos anuales (POAS), ahí es donde se incluye los programas, objetivos, indicadores y metas a cumplir.
Los indicadores deben medir tres aspectos y lo podemos resumir como las 3 “E”:
- Eficacia. Grado de cumplimiento con los objetivos planteados.
- Efectividad. Impacto que se tiene para resolver la problemática.
- Eficiencia. Grado de rendimiento de los insumos con relación a los trámites o servicios.
Lo anterior se aplica en la evaluación de los programas, resultados, impacto y uso eficiente de los recursos financieros.
Para que la acción de gobierno desplegada a través de sus programas, otorgamiento de servicios municipales, generación de infraestructura sea eficaz, se requiere de un adecuado diagnóstico, a partir de éste análisis el establecimiento de soluciones es relativamente sencillo.
En las acciones de gobierno se tiene que contemplar dos aspectos: la cobertura (en sus múltiples dimensiones) y la focalización del problema.
Ésta es una forma asequible de contar con una valoración cuantitativa y cualitativa de una administración municipal.
Por otro lado tenemos que se gobierna e interactúa con la sociedad, ante esto hay que tomar en cuenta otra variable que es el “sentir” de la población, esto significa la “percepción” que tienen las personas de que se están haciendo las cosas bien en los temas que les afectan, es el caso de seguridad, economía, salud, educación, transporte, medio ambiente, etc.
Para que sea exitosa la gestión de una administración deberá ejecutar un gobierno de resultados y alejarse de actos de desapegados de la norma (léase actos de corrupción), enfatizando que además de lo anterior, deberá comunicar adecuadamente lo que se está realizando.
La clave: buen gobierno + cero corrupción + comunicación eficaz.