BAGDAD.- Más de 1,000 personas murieron en ataques en Irak durante el mes de mayo, convirtiéndolo en el mes más sangriento desde la violencia sectaria de 2006-07, informó Naciones Unidas el sábado, planteando temores de un regreso a la guerra civil.
“Es una cifra triste”, dijo Martin Kobler, enviado de las Naciones Unidas a Bagdad, en un comunicado. “Los líderes políticos iraquíes deben actuar inmediatamente para detener este derramamiento de sangre intolerable”.
Casi 2.000 personas han muerto en los últimos dos meses, mientras insurgentes islamistas suníes y de Al Qaeda, envalentonados por la revuelta encabezada por suníes en la vecina Siria y el descontento suní en casa, tratan de revivir el tipo de conflicto que mató a decenas de miles de personas en 2006-7.
Sólo esta semana, múltiples explosiones sacudieron barrios chiíes y suníes de la capital iraquí, Bagdad, donde al menos 70 personas murieron el lunes y 25 el jueves.
La nueva violencia refleja un empeoramiento de las tensiones entre el Gobierno iraquí, encabezado por chiíes, y su mayoría suní, que bulle en resentimiento por cómo ha sido tratada desde que fue derrocado Sadam Husein tras la invasión encabezada por EEUU en 2003.
En el punto álgido de la violencia sectaria de Irak, cuando Bagdad estaba repartido entre hombres armados suníes y chiíes que atacaban a comunidades rivales, la cifra mensual de muertos a veces superó los 3,000.