Irapuato, Guanajuato.- A 44 años de la inundación de 1973 en Irapuato, Juan José recuerda aquel día claramente, en el que aunque fue difícil para los irapuatenses, él era incrédulo y no temía. “No creíamos que se iba a venir el agua, andábamos como si fuera día de fiesta”, recordó.
Ese día eran como las 3 de la tarde del 18 de agosto de 1973, Juan José caminaba por el bulevar Díaz Ordaz cuando la Presa del Conejo se reventó y el agua lo alcanzó.
Su casa de adobe se encontraba en la colonia conocida como El Ranchito, ahí llegó pero su familia ya había sido desalojada por lo que trato de ir a buscarlos a la estación del ferrocarril, en donde se encontraban albergados, ya que el agua en aquella zona no había subido tanto.
Pero recuerda que el camino fue difícil, el agua iba con fuerza y para nadar no se podía, perdió sus zapatos y no pudo llegar. “Se me perdieron mis zapatos, no creíamos…” al querer cruzar por la Avenida del Trabajo, contó.
Afortunadamente él y su familia estuvieron a salvo, al día siguiente una vez que el nivel de agua había bajado un poco, fueron a buscar que comer.
En ese momento él ya era un hombre de 31 años, casado y con 3 hijos, trabajaba en la cerillera, pero recuerda que pese a la tragedia no recibió ningún apoyo de su patrón, su familia tuvo que salir delante de este suceso que marcó sus vidas y “no se olvida”, dijo.