James J. Heckman, premio Nobel de Economía en el año 2000 y profesor distinguido de Economía de la Universidad de Chicago, aseguró que para resolver el problema de la desigualdad en México y evitar problemas de criminalidad no basta solamente con hacer transferencias de dinero a través de programas sociales, sino que se necesita invertir en programas de intervención temprana en la niñez.
“No sólo (se necesitan) las transferencias de dinero, porque la pobreza no es nada más de los pobres; hay que comprender que la inversión (en niños) en etapas tempranas es mucho mejor que dar limosnas para los pobres”, estableció, al dictar una conferencia magistral en el Congreso Internacional Aportaciones para el Presupuesto Base Cero.
“Hay que entender que las inversiones en niños de edad temprana se filtrarán en todos los ciclos de vida de las personas y el retorno de las habilidades nos permitirá tener una plataforma para poder reducir las desigualdades, mejorar la productividad y disminuir los problemas de criminalidad”, aseguró el Nobel estadounidense.
Estableció que no sólo se debe elevar la calidad de educación en los niños menores de cinco años de edad, sino también promover la interacción padre-hijo a fin de tener efectos de largo plazo más efectivos, tal como ha demostrado un programa que se ha puesto en marcha en diferentes países, como Colombia.
“Dar dinero no es la solución, sino también dar los elementos para ser padres, porque el dinero en efectivo por sí sólo no servirá para reducir la pobreza infantil”, advirtió.
James Heckam reconoció que el programa antipobreza Prospera, si bien tiene un buen historial porque al parecer los beneficios rebasan los costos y enorgullece a México, por el otro lado enfrenta el problema de la informalidad, que es uno los retos más importantes en el país.
Hizo ver que el crecimiento económico no está equitativamente distribuido entre las personas y las regiones; hay crimen, corrupción y excesivas regulaciones, “ya lo sabemos”, pero hay que actuar.
“La mayoría de las políticas públicas se esperan hasta que les salte a la cara el problema y después empiezan a remediar la situación, y eso es altamente costoso para cualquier sistema y para cualquier gobierno”, señaló el premio Nobel.