Pénjamo, Guanajuato.- Clara Medel Mejía de 86 años, originaria de la comunidad El Tlacuache del municipio de Pénjamo, contó uno de los milagros más significativos que le hizo el Santo Niño Perdido del Tlacuache.
“Yo nomas tengo un problema y me encomiendo a él porque es rete milagroso, recuerdo que uno de mis hijos, Pancho cuando estaba chico yo lo mandaba con unas misioneras al templo porque les daban platicas y un día me lo trajo un primo de él diciéndome que se había caído y traía todo el brazo quebrado y andaba todo sangrado.
Yo espantada y sin un cinco, me salí desesperada a gritar –‘ay padrecito santo, ábreme las puertas de la caridad yo que voy a hacer sola con mi hijo’- y de rato llegó un sobrino y nos dio 50 pesos para llevarnos a Pancho al hospital y yo le dije que con eso no podíamos ir a Irapuato, todo estaba muy caro, pero con eso nos fuimos.
Íbamos caminando al lado de la carretera para ver si alguien nos llevaba y de repente venia una viejita y un niño como de 12 años en una camioneta y se paran a un lado de nosotros y nos dice el niño –‘¿Verdad que lleva a su niño quebradito?’- y yo le dije que sí, pero yo lo tenía todo tapado con una chamarra y me sorprendió que el niño me dijera eso.
Después el mismo niño nos dijo –‘súbanse, nosotros vamos para Irapuato’– y ni siquiera le habíamos dicho a dónde íbamos, pero nos subimos y ese niño y esa viejita nos llevaron hasta con la doctora.
Llegando con la doctora Angelina, le dije que me ayudara con mi hijo porque estaba todo sangrado y con la mano quebrada y cuando lo destapo para verlo me dijo –‘Este niño está bien, no tiene nada quebrado, ni sangre, talvez se golpeó, pero no tiene nada’– me quede sorprendida viendo a mi hijo bien, entonces me dijo la doctora que nos quedáramos ahí a dormir porque no había transporte de regreso pues ya era tarde.
La doctora nos llevó una charola de cena y al día siguiente nos dio dinero para el transporte de regreso a Pénjamo, llegamos a El Tlacuache con los mismos 50 pesos que me dio mi sobrino para ir al hospital”, relató Clara.
La penjamense destacó que ese día se fue de rodillas desde su casa hasta el templo, agradeciéndole al Santo Niño Perdido del Tlacuache por tanto que la ayudo en ese momento de angustia y desesperación.